Entre las conmemoraciones cuaresmales y la Pascua de Resurrección, los vacacionistas que regresaban a sus hogares y los precios altos, destacó una noticia estremecedora. Las muertes violentas aumentaron en el primer trimestre del año. También el secuestro. Los datos duros disponibles en el reportaje son principalmente de la capital de la República, pero también destacan en las cifras rojas Aragua y Zulia.
La tendencia es nacional. Se reagrupan bandas, se agudizan disputas por el control de territorios, mientras la poca atención al problema y la impunidad estimulan su crecimiento, incluso el delito menor, callejero, no cometido por profesionales. Hay una intensificación de la criminalidad en el país.
La realidad es que la respuesta estatal, preventiva, represiva y de tratamiento, dista mucho de ser proporcional a la magnitud del problema. El poder nacional no hace su trabajo al nivel apropiado, ni establece y mantiene las coordinaciones que permitan realizarlo a gobernaciones y alcaldías, pues se trata de una clásica competencia concurrente en el plano constitucional y legal, y de un problema gigantesco, abrumador en el campo real que requiere del mayor esfuerzo y la mayor coordinación entre todos.
Solo cien de los trescientos treinta y cinco municipios del país tienen policía municipal, la razón principal es la escasez de recursos. Y los que la tienen, muy frecuentemente es con dotación insuficiente y remuneraciones muy bajas que se deprecian día tras día en el país con la mayor inflación del mundo. Los calabozos en los retenes de las policías municipales se encuentran hacinados, pues hace dos años el ministerio correspondiente no otorga cupos en los establecimientos penales nacionales. En algunos lugares, ese hecho limita severamente la posibilidad de efectuar detenciones.
Pero hay hechos peores. La resolución del Ministerio de la Defensa 017359 de febrero de 2011, limitó el armamento de las policías estadales y municipales. Mientras deben enfrentar a un hampa armada hasta los dientes y con equipo moderno y sofisticado, los efectivos policiales locales pueden usar solo armas 9mm y una escopeta calibre 12 por cada diez funcionarios. ¿Qué de raro puede tener entonces que se incremente el homicidio de funcionarios policiales? Solo en el Área Metropolitana de Caracas mataron a ciento treinta y dos el año pasado, y ya pasan los treinta en lo que va de 2015.
El Presidente y el alto gobierno, y la estructura político-administrativa oficialista a todo nivel, están dedicados a la recolección de firmas contra el Imperio, y se sienten muy orgullosos de las magnitudes gratificantes de su proeza autográfica, signo inconfundible de que esa guerra la ganaremos. Mientras tanto, más y más venezolanos pierden la vida a manos del hampa.
