Unidad, por favor unidad

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No soy nadie para hacer llamados de ninguna naturaleza. Sólo soy un simple venezolano preocupado por el destino de su país.Los acontecimientos de este último fin de semana han sembrado depresión y tristeza en el venezolano común, en el venezolano que no es protagonista más allá de su trabajo y de su ámbito familiar, y eso me obliga a decir una palabra a quienes conducen la oposición venezolana. Tiene razón el diario EL IMPULSO al proclamar en su mancheta del lunes pasado: “Estamos enfermos de desesperanza”. El venezolano se siente apabullado, golpeado, robado en su patrimonio material pero lo que es más grave en su patrimonio moral, de porvenir, de esperanza de un futuro mejor para el país, para él y para sus hijos.

El gobierno en la más grande irresponsabilidad que se recuerde, ha frustrado toda posibilidad de construir prosperidad, paz y desarrollo económico y todo indica que no fue solamente por razones de ineficiencia e incapacidad, sino que aparecen en la prensa internacional unos supuestos hechos de corrupción inmensa, como nunca la ha habido en país alguno en toda la historia de la humanidad, como explicación de esa debacle material y moral. Eso no tiene perdón de Dios.

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Ver, además, el espectáculo vergonzoso hecho por el gobierno en la Cumbre de las Américas, con un doble del presidente caminando por las calles de Panamá para despistar a la prensa, llena de ira y tristeza nuestra condición de venezolano. Ver las declaraciones de una supuesta señora que da fe de lo bien que está Venezuela y descubrir luego que es una integrante de la GNB, hace crecer la rabia y la vergüenza. Ver el despilfarro de divisas en esa Cumbre, transportando gente para ir a aplaudir a Maduro en Panamá, produce la mayor carga de desconcierto, iracundia e impotencia. Venezuela ha tenido gobiernos malos y equivocados en su política económica, pero también ha tenido gobiernos serios y responsables, presidentes que fueron estadistas de verdad, ejemplos para otros países del continente. Observar hasta donde hemos caído, mueve el sentimiento patriótico más genuino y limpio que clama por el fin de esta terrible catástrofe que hoy nos destruye. Podemos vencer esa catástrofe, pero se requiere unidad cierta, real, afectiva y desprendida, cohesión entre los factores que adversamos el gobierno. No hay otra posibilidad. Clamo por esa unidad. Ruego me perdonen lo reiterativo de este llamado, pero lacera el alma venezolana, observar, además de los hechos del gobierno antes narrados, los enfrentamientos entre factores de oposición. Me parece la actitud más criminal y antipatriótica del mundo.

Sencillamente no los entiendo. He oído en los {últimos días más calificativos negativos de opositores contra otros opositores, que contra el gobierno y el adversario, el terrible y único adversario es el gobierno. Llamo a la cordura, a la sensatez, al diálogo, al desprendimiento, al buen juicio, a la devolución de la esperanza a los venezolanos, a la cual todos tenemos derecho.

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