Una oferta engañosa ofrece la prefectura del municipio Iribarren a los ciudadanos, lo que constituye una burla para quienes acuden a esta oficina a solventar trámites de su competencia, y esta actuación no es acorde a las funciones que debe cumplir la administración pública.
Es el caso vivido por una dama el día viernes 14 de agosto, a la 1:00 de la tarde, y expuesta la tarde de este lunes a través de diario EL IMPULSO.
Expone la ciudadana, quien pidió mantener en reserva su nombre, que llegó a la prefectura a solicitar el permiso para llevar a cabo una mudanza, debido a que ese ente se encarga de entregar el requerimiento, de lo contrario, ninguna familia puede materializar una mudanza.
Días antes, había leído un aviso colocado en la cartelera de dichas instalaciones que indica los requisitos para este tipo de trámite, y el horario de atención al público, de 8:00 de la mañana a 3:30 de la tarde, manifestó.
Lo burlesco del asunto es que en el citado aviso se deja establecido que es inmediata la entrega de este permiso, lamentó, puesto que ella no experimentó en la práctica tal inmediatez.
Sigue relatando la afectada, que cuando llegó el viernes no logró obtener el permiso, ya que no había nadie quien se lo firmara y debió esperar, situación que le generó incomodidad e impotencia.
La prefecta, encargada de estampar su rúbrica en el documento solicitado, acompañaba al Gobernador en una caminata, le informaron los funcionaarios presentes, por lo que no había nadie quien autorizara oficialmente ningún documento.
No obstante, a este mal rato que pasó la dama, ese personal pretendió imputarle a ella la ausencia de la funcionaria, diciéndole que el trámite del permiso lo había dejado para última hora, pero apenas era la una de la tarde, y la oficina la cierran a las tres y treinta, es decir, todavía tenía dos horas por delante para que la atendieran, tomando en cuenta que en cartelera anuncian entregas rápida y sin demora.
Comentó la declarante que finalmente logró comunicarse con la prefecta, luego de obtener su número de celular y posterior a insistentes llamadas, pudo salir de la prefectura con el permiso firmado.
Puntualizó que en ese instante llegó un señor mayor solicitando un trámite y lo recibieron con la misma respuesta: no hay quien firme.
La denunciante se quejó de esta irregularidad ya que si la prefecta se va a ausentar de su despacho por las razones que sea, debe dejar a otra personas autorizada para que firma los documentos que por allí se despachan.
Consideró que las personas acuden a la prefectura por estricta necesidad, así como a cualquier oficina o institución del estado y deben ser atendidas con eficiencia y rapidez, puesto que la mayoría de personas que acuden allí son trabajadores con diversas ocupaciones que requieren de su tiempo.
Además, hay quienes llegan de otras parroquias y eso equivale a recorrido de grandes distancias, gasto de pasaje y comida.
