El duelo entre Deportivo Táchira y Deportivo Lara está a la vuelta de la esquina. El conjunto crepuscular hizo ayer un entrenamiento en horas de la mañana para perfilar su propuesta táctica y viajar a San Cristóbal con la meta de sumar puntos en el mítico estadio Pueblo Nuevo, en uno de los careos más atractivos de la octava fecha correspondiente al Torneo Adecuación.
Desde luego, el Carrusel Aurinegro acapara el favoritismo. Tiene una plantilla pletórica en talento, pese a la ausencia de Jorge “Zurdo” Rojas, y está en su estadio, del que ha hecho un lugar inexpugnable. Aun así, en las filas del club atigrado profesan un enorme respeto por el cuadro de Rafael Dudamel, de nómina mucho más barata, pero con resultados positivos en los últimos encuentros, sin contar lo sucedido en Copa Venezuela frente a Trujillanos.
Jacobo Koufatti, goleador del certamen, es la principal preocupación de los tachirenses, como lo admite el defensor Wilker Ángel.
“Es un rival muy complicado, con unos delanteros que viven un buen momento, por loo que debemos estar muy atentos”, declaró el zaguero al periodista tachirense Carlos Luis Chacón.
Táchira, actual monarca del balompié criollo, marcha segundo en la clasificación del torneo en curso, pero tiene apenas dos puntos más que el club rojinegro, que, de su lado, está octavo. El rendimiento de ambos elencos es muy parecido. El elenco de Daniel Farías compila tres triunfos, la misma cantidad que el conjunto de Dudamel, pero tiene dos empates más que su rival y una derrota menos.
Palabras más, palabras menos, no parece esta versión actual del Táchira un equipo imbatible, pero tiene jerarquía y eso suele marcar diferencias. Las posibilidades de arañar un punto en la “catedral” del fútbol nacional pasan por tener un desempeño casi perfecto, con una línea defensiva que tiene como punta de lanza a Carlos Rivero, hasta hace poco jugador del popular cuadro aurinegro y quien conoce muy bien los secretos que guarda en su funcionamiento táctico Farías.
