Sin tregua – Más sobre el diálogo

El inicio no podía ser otro. El “gobierno” tenía un interés supremo en intentar demostrar al mundo que es democrático, tolerante, no represivo y que todo en Venezuela marcha bien. La Alternativa Democrática agrupada en la MUD no podía perder la oportunidad de aprovechar ese momento para dirigirse al país en cadena de radio y televisión, para rescatar espacios políticos perdidos y expresar, con propiedad, su punto de vista sobre el desastre que significan los “rojo rojitos” en el poder, sobre todo cuando ellos se han trazado una estrategia de control mediático que ya tiene en sus alforjas el espectro televisivo, le ha puesto sordina al espacio radial; mientras presiona a importantes y prestigiosos medios impresos como EL IMPULSO, El Universal y El Nacional, ahogándolos al negarles los dólares indispensables para la adquisición de papel y otros insumos.
La nota discordante la puso el sector radical del “gobierno”, encabezados por Diosdado Cabello y Jorge Rodríguez, quienes al parecer no entienden que un diálogo es la búsqueda de entendimientos, acuerdos, donde las partes ceden para lograr un resultado positivo para ambos. Si tu visión y convicción es que no vas a negociar, sino a tan solo dejar que los contrarios hablen y se descarguen, será imposible alcanzar nada distinto al vacío mental que hay.
Pero Maduro tiene experiencia. Parlamentarios de la MUD informan a este columnista que él forma parte del “Grupo Boston”, donde hicieron un simulacro de resolución de conflictos que contó con expertos facilitadores de las universidades de Harvard y de Cambridge. Maduro debería llamar a sus amigos estadounidenses de ese grupo y desempolvar los papeles de trabajo que allí le suministraron los catedráticos de esas universidades, salvo que no haya entendido nada que -tratándose del personaje– es absolutamente posible.
Pero hay suficientes experiencias cercanas y recientes. ¿Cómo hicieron los militantes de la Unidad Popular chilena para lograr un acuerdo con los democratacristianos, acusados de promover el golpe contra Allende, y llegar a la concertación política que sustituyó a Pinochet? Y, ahí está la FARC y el gobierno colombiano, que se han dicho y hecho cosas peores a las ocurridas entre nosotros, construyendo la paz para ese martirizado país hermano.
Hay mucha tela que cortar, pero con ignorancia y una subcultura política de estereotipos y clichés, calcos de experiencias fallidas y sectarismos es difícil avanzar. Maduro tiene una oportunidad de oro, la perdió la noche del 10A en la que pudo hacer anuncios y gestos relevantes, todavía la puede aprovechar, sacudiéndose a sus radicales. ÉL, como lo subrayó Henry Ramos Allup: “es el presidente, y punto”, sino caerá en su propio “nido de alacranes”, como dijo premonitoriamente el general Alberto Muller. Allá él…