La protesta y rechazo al “gobierno” del cabello-madurismo crece al mismo ritmo que decae el entusiasmo por la “revolución”, que, a fin de cuentas, terminó por ser “involución”. Los más optimistas dicen que en las elecciones internas del Psuv solo votó el 10% de los militantes y que se abstuvo el 90%. Un tuit del expulsado o “excluido” de la computadora partidista de Diosdado, Nicmer Evans, dio cuenta de “solo 6% a las 3 pm. en el Distrito Capital”. En la noche registró 10%. Los reportes periodísticos – incluyendo medios gobierneros o complacientes – de todo el país reseñaban locales vacíos, tétricos, tristes…Fotos y videos más que elocuentes. El despliegue de recursos, mucho dinero derrochado en el país de la escasez, apenas sirvió para sacar de sus casas a unos cuantos camaradas, como uno de ellos que me comentó: “fui para no quedar mal con una compañera que vino a mi casa con un transporte y necesitaba justificar una cuota”. Una reportera “cooperante” con este columnista comentó que “debió esperar no menos de 15 minutos para que llegara un votante a fin de hacer la foto de rigor en el centro de votación que le correspondió cubrir.
Los signos están allí. Y en los resultados del Colegio de Ingenieros, tanto a nivel nacional –66% la MUD vs 32% Psuv– como aquí en Lara, 2.700 votos entre las dos planchas de la oposición contra 432 del Psuv. Y en la ULA, donde pese a los muy feos incidentes, entre las dos planchas de la oposición sumaron 84% de los votos: 14 mil vs 2 mil del Psuv.
Y dos encuestas muy recientes ofrecen datos muy interesantes. Más del 70% de quienes aún se identifican como de la “revolución”, no creen en cuentos como el de “la guerra económica” y más de la mitad culpa al “gobierno” de Maduro de la crisis, cuyo rechazo global supera el 75%. O sea, ¡ a pesar del control casi total sobre los medios de comunicación impresos y el control total sobre la TV! La censura y la hegemonía comunicacional “revolucionaria”, no logran frenar el descontento y el deseo de cambio.
Luego, la MUD es indispensable hoy para ofrecer garantías de gobernabilidad ante el panorama de las elecciones parlamentarias y toda opción de cambio. Entendiendo, por supuesto, la diversidad y la pluralidad como natural e incluso deseables pero dando garantías al país de ser una opción para la estabilidad y por tanto alejada de las agresiones y extremismos. UNIDAD que, además de los partidos integrantes de la MUD debe ir al encuentro del muy voluminoso descontento nacional que incluya a los desencantados del “proceso”. Un encuentro que respete sus motivos y querencias de ayer. ¡Prohibido el revanchismo necio! Encuentro en la propuesta de un país alternativo progresista, que supere al “modelo” retrógrado destructor del estatismo salvaje y que al mismo tiempo que promueve una economía solida, asegure la justicia social. No más odios ni venganzas, pues. No más extremismos radicales que aboguen por la exclusión. Ya tuvimos demasiado de eso en estos años. La MUD despeja el horizonte para el triunfo de una opción serena, confiable, firme y pacífica. Vamos todos…
