Sin tregua – Golpe: «…por allá jumea»

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Los hechos históricos se repiten de tiempo en tiempo, dicen. Y aunque nunca me ha preocupado este planteamiento, al oír a Maduro hace unos días afirmar, por enésima vez, que habían develado un golpe de estado que se ejecutaría el pasado 12 de febrero, he llegado a la conclusión de que en Venezuela, la estupidez gubernamental es cíclica, pues parece estar condenada a repetirse sin cesar. En efecto, en nuestro país, la expresión “golpe de estado” fue puesta de moda por el difunto aquel, quien, cuando quería desviar la atención de los venezolanos respecto a la situación del país, o cuando padecía alteraciones del ego causadas por la manía de inhalar lumpias verdes (Aristóbulo dixit)  a destiempo, echaba a rodar ese cuento chino, tal como ocurre en esta hora menguada, para usar el título del cuento galleguiano. Según esto, durante diecisiete años la elite psuvista ha puesto a rodar, incesantemente, esa parodia, comportándose como escarabajos rueda pelotas, esos animalitos que elaboran bolas de estiércol, y las empujan con gran esfuerzo hasta el lugar que estiman apropiado. Escarabajos rojos rojitos pues, empujando la pelota de estiércol del golpe, hasta el punto que mejor les favorezca.

Por cierto, afirmé en artículo anterior, que la cofradía de hipócritas que nos desgobierna, posee un talento especial para “empavar” fechas patrias. Ya el 23 de enero, Padrino López sacó de su cachucha el adefesio antijurídico al que denominamos “La Perejimena”, con el que pretende legitimar el uso de armas de fuego y sustancias químicas en contra de manifestantes. Luego, sale Maduro, como un “disco rayao”, denunciando el develamiento de un golpe de estado que se ejecutaría precisamente el 12 de febrero, fecha conmemorativa del Día de la Juventud. No sé de asuntos intracraneanos, pero sospecho que las ideas de Maduro sobre el socialismo, tan agudas como un afilado hueso de sapo, produjeron una raya en el disquito que los cubanos le instalaron en la mollera, lo que hace que repita tediosamente la misma cantaleta: ¡Golpe de Estado! ¡Golpe de Estado! Al igual que los invasores profesionales, esos que deambulan de finca en finca armando y desarmando ranchos en lo que se “pela una ñema”, los gendarmes del chavismo cargan sobre sus hombros un golpe portátil que arman y desarman a su antojo, siempre con la finalidad de desviar la atención del país sobre problemas fundamentales, a la vez que perseguir a la oposición democrática, cuando lo cierto es que lo único que añoramos los demócratas venezolanos es que se le garantice al pueblo no uno, sino tres golpes diarios: Desayuno, almuerzo y cena.

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En todo caso, se afirma que en Venezuela, los golpes de estado los dan los militares, quienes aquí gobiernan y mandan más que un dinamo, y por ello, cada vez que Maduro habla del asunto, hay que responderle, como en el juego infantil: “…por allá jumea”. Sin embargo, nos preguntamos si en nuestro país, el asfixiante predominio del militarismo, la falta de equilibrio entre poderes, la sumisión de estos a los dictámenes del partido de gobierno y la imposición de un tipo de régimen no previsto en la constitución, no constituyen un golpe de estado técnico, entendido como aquel en el que “…subsisten las autoridades, el parlamento, el poder judicial y el sistema legal en general, pero por una acción tipo extorsiva de un grupo poderoso – militares, boliburgueses…- la autoridad legal se ve menoscabada, y ese grupo poderoso logra que las autoridades adopten todas las decisiones que los favorecen”. Técnica Madurocabellista para un golpe? Por allá jumea…

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