Segunda visita de Pablo Morillo a Barquisimeto

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Caminito que un día

Nada podemos decir acerca de las actividades de Morillo durante los 14 ó 15 días que permaneció en esta segunda visita a Barquisimeto, pero el primero de diciembre lo dedicó enteramente a informar al ministro de Guerra los diversos asuntos de la Guerra contra la rebeldía venezolana encabezada por Simón Bolívar.

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En una tercera comunicación de ese día le hace saber de varias tentativas de Mac Gregor para tomar Portovelo, en el reino de Nueva Granada, lo que no habìa logrado y “sin embargo de lo mal que le han salido sus incursiones es de esperar las repita en las costas de Venezuela, y Nuevo Reino de Granada, que tiene muy conocidas por el grande interés que puede resultar a los rebeldes para la combinación de sus planes y logro de las operaciones que se propongan emprender”.

En la cuarta correspondencia que en esta fecha envía al Ministro de Guerra desde Barquisimeto le hace saber lo ocurrido a los buques ingleses “Gobernador Smith” y “Jorge Bultar”, apresados por España, los cuales considera que han sido devueltos al gobierno inglés o a sus representantes ya que ellos fueron capturados por Brion “cuando la incursión de Guiria”, protegida por una fragata de guerra inglesa al mando del capitán Eliot.
Comenta al ministro su decisión de utilizar a Pascual Real y a Morales, a pesar de encontrarse sumariados amparado en una orden real en la cual también se le previene “que si el brigadier Aldama continúa con tan poco amor al servicio lo remita a la Península” en lo que Morillo conviene dando varias razones para ello.

Este individuo, siendo gobernador de Cumaná hizo “emplumar y sacar a la vergüenza a una señora por las calles de la ciudad, le atrajo el odio de los habitantes y fue desde entonces granjeándose tantos desafectos cuantas personas le conocieron”.

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Protagonizó otro acto bochornoso en La Victoria a donde fue expresamente “para insultar a una respetable señora que llenó de injurias por resentimientos familiares que debió despreciar”, y en el pueblo de Ortiz acuchilló al teniente Justicia “porque no le tuvo pronto malojo o cañas de maíz verde para sus caballos”.

No obstante este vituperable proceder,Morillo informa al gobierno “que este jefe es apreciable por sus conocimientos militares, y por su desinterés que no puede menos de hacerle honores acreditado en los diferentes destinos que ha servido y cree, puede ser utilizado en la península”

¿Qué hizo en los 13 días siguientes a estas comunicaciones? ¿Además de preocuparse por las actividades propias de su jefatura militar atendió invitaciones a reuniones sociales que le dispensaron las familias y autoridades de la ciudad que tan honradas debieron sentirse con la presencia de tan importante representante del gobierno real? No lo sabemos. Soteldo habla de un bautizo que apadrinó y de un desfile a caballo que había hecho con tal motivo por la ciudad.

La siguiente información al ministro de Guerra enviada desde Barquisimeto es del 14 de diciembre. En ella le informa sobre la conducta del “batallón de milicias disciplinadas de blancos” de Caracas, formado a instancias del capitán general D. Juan Bautista Pardo, cuyo abusos produjeron la queja de los caraqueños sometidos a un “sordo saqueo” que se hacía “con pretexto de citarlos para comisiones imaginarias de las que se redimían pagando alguna cantidad a los garzones y sargentos comisionados a este fin”.

Pero no eran los únicos delitos detectados en el funcionamiento de este batallón:

“Había plazas supuestas, se sacaba dinero de la Tesorería que nunca vieron los soldados, y se cometían toda clase de extorsiones y violencias”, razón por la que ordenó disolver dicho cuerpo y arrestar al comandante D. José María Rodríguez y sus ayudantes D. Gerónimo Morales y D. Ramón Sulbarán quienes fueron sometidos a un Consejo de Guerra.

Supone Morillo que este batallón se formó “para proporcionar motivos de ascensos al capitán D. Francisco Illas, que se eligió por comandante”, individuo de conducta reprochable que ha sabido portarse “con tal maña que ha encontrado protección y recomendaciones, logrando elevarse a un rango que no puede menos que causar admiración” y que en cierto tiempo logró méritos “propios para la nobleza fiel del país y no para ningún europeo de los que se ejercitan en el comercio”.

Francisco Illas había sido ascendido a Coronel lo que encontraba el total rechazo de Morillo porque estuvo con los insurgentes y no era sino un individuo del comercio para quienes estaban negados cargos de esta naturaleza.

Cronista del municipio Iribarren

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