Se quejan por el daño que los apagones hacen a los equipos

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Los persistentes apagones, la falta de agua y no encontrar alimentos en los abastos y supermercados, son las principales angustias que mantienen en un estado de zozobra a las familias venezolanas.

Habitantes de Cerritos Blancos, Colinas de la Lucha y Pílade Montezuma, barrios situados al suroeste de Barquisimeto, en la parroquia Juan de Villegas, no han escapado de la repentina oscuridad cada vez que desde Corpoelec les interrumpen el servicio.

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Marina Riera, residente de Cerritos Blancos, dijo que esta situación se ha convertido en un martirio.

Señaló que no solamente deben soportar quedar en tinieblas, sino con equipos deteriorados o dañados, como neveras y televisores, principalmente, siendo esta la queja colectiva en la zona, y lo peor de todo es que la empresa estadal no se hace responsable por estas consecuencias.

Marcelino Silva deploró que el Gobierno siga de espaldas al pueblo cuando no invierte en la reparación y mantenimiento de equipos de energía eléctrica para que Corpoelec pueda brindarle a Venezuela y a los larenses un servicio de calidad, semejante al que prestaba Enelbar hasta hace unos años.

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Recordó que Enelbar sí se manejó con criterio de gerencia, porque era muy extraño que en los nueve municipios de la entidad se produjera algún apagón.

Ahora Corpoelec, en lugar de mojorar la prestación a los ciudadanos, agudiza el problema cuando los deja más días de la semana sin luz.

Teresa Páez, habitante de La Lucha, se quejó no solamente por los apagones, sino porque con esta situación ha aumentado la inseguridad en su comunidad.

“Si es una hazaña que la policía patrulle de día, de noche es más difícil que lo hagan, y queda descartado con los apagones”, se lamentó.

Manifestó que ante la ausencia de seguridad los delitos han aumentado, tal es el caso de los robos a viviendas y a quienes regresan de sus trabajos, y con ello se le suma otro inconveniente a la comunidad.

Respecto al agua, puntualizó que las familias se ven forzadas a madrugar porque es a esas horas de la noche cuando llega un “chorrito” por la tubería a las casas, y pocas horas después deben salir trasnochados de sus viviendas a comenzar la búsqueda de alimentos regulados, previas colas bajo el sol.

 

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