Reflexiones en positivo – Las carencias del educador

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En mi época de muchacho era una alegría que por abril y mayo se oía el canto de las chicharras y el comienzo de ver encapotado el cielo, todo en señal de la cercanía del invierno, de la misma forma ya se sentía el olor a tierra mojada en los campos, para comenzar a preparar la tierra, de sembrar el maíz o de repartir la semilla de pasto de los potreros. Tampoco se dejaba de sentir el olor del matamalezas y todo aquello que tiene que ver con eso que se ha llamado producción agrícola y pecuaria.

Aceptando realidades puedo afirmar que tal vez no se conseguía en forma rápida lo necesario para cubrir las necesidades de lo planificado, mas, había una alta certeza de poder solucionar los problemas como se dice en el campo: “En el camino se arreglan las cargas”.

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Hoy de esa sensación de alegría se pasa a la sensación de frustración cuando sentados, mirando al cielo, oyendo las chicharras y viendo el cielo encapotado, no puedo trasladarme al campo y no precisamente porque falte tierra para cultivar puesto que hacer una planificación rentable pasa a ser prácticamente imposible. La inexistencia de lluvias estoy consciente que es culpa del Todopoderoso. En nuestro caso, la inexistencia de tractores, maquinaria agrícola en general, semillas, insumos, obreros, es culpa de esa planificación equivocada de la utilización de los recursos petroleros y demás impuestos que administra el Estado y no es nuevo que lo diga en este país, su país, en donde hay el máximo de literatura legal, tal vez hechas por extraterrestres que no conocen cómo se produce una mazorca de maíz o de dónde viene un kilo de queso, pero que sí levantaron la mano para aprobar ese actual régimen de prohibiciones.

El oler a cereales en los terminales de Puerto Cabello, La Guaira, Guanta y otros ya es natural para la gente que vive en esas ciudades y no sé para quién es rentable el tener que depender de la producción agrícola y pecuaria de otros países que no tienen renta petrolera pero que hay que reconocerle que tienen renta, producto de buena planificación, de estímulo al trabajo, de asistencia al campo y sobretodo garantías y reconocimiento al esfuerzo productivo individual y colectivo.

Estas reflexiones se me vienen en el tiempo encapotado en donde casi sin temor a equivocarme son muchos los campesinos que tienen el corazón pequeño y la boca grande para decir no puedo correr riesgo, no voy a pedir créditos, no tengo seguridad en conseguir semillas, fertilizantes, matamalezas, repuestos y pare de contar; no puedo arreglar las cargas en el camino porque se me echaron a perder los aperos y se me murieron las mulas, porque no conseguí ni el hilo para arreglarlo ni el pasto para alimentarlos.
…..Unidos todos por el Sistema de Riego Yacambú y el Ferrocarril de la Región…

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@JGMendozabarqto

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