Hace pocos días la familia ganadera sufrió una baja muy lamentable con la desaparición física de su presidente activo y en pleno ejercicio, Rubén Darío Barboza Carroz, a quien el destino no le permitió terminar su período como presidente de Fedenaga, la auténtica septuagenaria Federación de Ganaderos de Venezuela, a la que le dedicó buena parte de su vida como dirigente del sector a nivel regional y, como punto principal en su vida gremial, ser presidente del organismo cúpula o sea el hogar principal de la familia ganadera.
Rubén Darío asumió esa responsabilidad como punto de honor. Con méritos y prestigio bien ganados llegó a coronar su acrisolada aspiración que no pudo terminar, dejando a medias los logros y bienes que siempre me manifestó que deseaba para la familia ganadera; y el aporte generoso que por medio de su buena voluntad deseaba sentar como presidente en positivo a la Federación de Ganaderos, que amaba con pasión. Por sobre todos los obstáculos no escatimó esfuerzos para aportarlos a sus agremiados.
Lamentablemente y a pesar de ser un hombre joven se fue quizás con el desencanto de no haber podido desarrollar sus inquietudes y tan decepcionado por no ver realizado su Plan Ganadero Dr. Alberto Adriani, que presentó ante los organismos oficiales con toda la buena intención y sin temor a equivocarme es un proyecto muy ajustado a la realidad que en corto y mediano plazo solucionaría el problema cárnico y de leche en el país, generando más trabajo para el sector primario, fomentando la producción del campo con miras a la exportación, todo lo contrario a lo que hoy se está haciendo en el país. Este plan tiene la intención inequívoca de contribuir a la no importación, producir aquí, que las divisas se queden aquí, que en vez de emigrar regresen en beneficio para todos.
Rubén Darío Barboza Carroz no dejó dudas como dirigente gremial a tiempo completo, leal y fiel compañero, de lucha pacifica en defensa de los gremios y muy especialmente del sector ganadero. Sus proyectos los consultaba con mucha humildad sin ningún complejos. Fue un hombre honesto, respetuoso y llevadero, en más de dos décadas que compartimos jamás lo vi molestarse al enfrentar las dificultades; por ello le apoye y no tuve duda de su voluntad, ya que creo que la voluntad está por encima de muchos talentos.
Fedenaga es una escuela de mucha tradición, una institución que se ha ganado todo el respeto, tiene muchos líderes que están dispuestos aportar y ser parte de la solución y no del problema, deseando actuar o actuando como todo buen padre, buen líder que no da ordenes ni va detrás de los demás empujando sino delante atrayendo, no tratando de imponer sino convencer con hechos creativo.
La familia ganadera debería ser vista por los gobiernos como un aliado y darle todo el apoyo y respeto, animándolos a producir por ser estos productores de alimentos y de primordial necesidad, cosa que no es tan fácil ni se puede hacer empíricamente. Hay que ponerle voluntad, esfuerzo y perseverancia.
Para fundar una finca se necesita de mucho tiempo para poder ver el fruto si es que la suerte nos acompaña, pero son muchos los inconvenientes que se encuentran en la vía, sobre todo en este tiempo cuando no se consiguen los insumos, las cosas elementales, y ahora el clamor por las sequía producida por el inclemente verano que coarta la esperanza y seca las ilusiones. Por ello, como un trabajador campesino y amante del campo hago un llamado de buena voluntad para que sean atendidos todos los sectores que producen alimentos para las familias del país. Es un llamado para la solución de nuestro campo. No estoy pidiendo mayor atención a los barcos y puertos, es aquí por favor.
Para la familia de Rubén Darío Barboza Carroz mis condolencias y un fuerte abrazo de sentimiento y solidaridad. Fui su amigo y compañero de directorio.
Todos unidos todos por el Sistema de Riego Yacambú y el Ferrocarril de la Región.
@JGMendozabarqto
