No trabajar y ser recompensado. Solo basta con observar cualquier día natural que inventamos los humanos para celebrar efemérides que se consideran propicias para reconocer méritos, y es precisamente en donde, esa inmensa mayoría de verdaderos trabajadores comienza a preguntarse ¿Qué ha hecho esta persona que le dan esa condecoración?¿De dónde se ha colgado para que lo mencionen?, y todo esto sin llegar al verdadero extremo de las recompensas que están a la orden del día, cuando ya surgió una nueva forma de vivir, que si antes era notoria, hoy sobrepasa los límites, en la realización de las actividades de la ley del menor esfuerzo: contrabando, buhonería y bachaqueo, venta de bebidas alcohólicas y otras drogas, juegos de envite y azar, evasión fiscal y corrupción, panorama promocionado en su mayoría por entes públicos, que a la vez dan cabida a la desvalorización del patrón monetario el bolívar, ofreciendo mil millonarios premios en loterías, costos de seguros de entes públicos y privados, a bienes y personas muy lejanos al patrón de sueldos y salarios de los trabajadores de los entes públicos y privados. Eso se llama recompensas al no trabajo.
Creer que trabajar es entorpecer el trabajo de los demás. Vaya viacrucis el que tiene que padecer esa inmensa mayoría de trabajadores verdaderos para realizar su trabajo y producir algo para los demás. Siempre he entendido que servir no es otra cosa que; satisfacer una necesidad ajena. Pero pareciera que lo de los demás no nos importa, es decir, me importa lo mío, si la necesidad es seguridad cobro pero no la doy, es mucho riesgo, es parecido a aquello que leí en un artículo hace muchos años que se llamaba “Coreanerías”, donde narraba que una vez el presidente del estado Falcón, sacó un aviso ofreciendo el trabajo de policía para la ciudad de Coro, seis bolívares diarios sin revólver y cuatro bolívares diario con revólver pues bien, para el de seis bolívares diarios no fue nadie. Esta anécdota se me viene hoy a la mente cuando he oído comentarios que choferes de camiones no quieren viajar a zonas fronterizas por esa inmensa cantidad de controles y pérdida de tiempo, productores agrícolas que han cambiado sus rubros de producción por la inmensa cantidad de trabas para movilizar maquinarias, agroquímicos, semillas y luego controles de despacho, movilización, precios y sin incluir algo que en otros países llaman “ coima”, que deben ser iniciales de algo que no sé definir ni en dinero ni en espacio.
Ese entorpecer el trabajo de los demás es en lo público y en lo privado. Hoy el mayor jefe es el portero de la dependencia (honesto o corrupto) porque se transformó mentalmente al venezolano en su mente y acción a materializar sin ningún criterio y sin ningún sentido común que lo escrito en ley son órdenes de carácter irreflexivo y como tal deben cumplirse, hecho que ha generado esa semiparalización de ese país, su país en donde todo está prohibido y que cuando se escribe para permitir también se hace irreflexivamente como aquello. ¿Cuándo a las tropas les está permitido hacer uso de las armas de fuego?
Dios nos agarre confensados y nos permita trabajar para producir
