Reflexión – Las avenidas del alma (II)

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Judas Iscariote fue un cristiano fiel, quien guardaba estrictamente los mandamientos de Dios y tenía el testimonio de nuestro Señor Jesucristo, como cualquiera de nosotros. Cual  prominente pastor o líder de alguna iglesia cristiana, poseía grandes cualidades intelectuales. Era ágil para los números, rápido para responder y siempre voluntarioso para hacer las cosas necesarias en su iglesia. De esos que avasallan con su porte, elocuencia y “sabiduría” a sus escuchas. De esos que no escuchan a nadie por cuanto se sienten sabios en su propia sabiduría. “Los discípulos anhelaban que Judas llegase a ser uno de ellos. Parecía un hombre respetable, de agudo discernimiento y habilidad administrativa, y lo recomendaron a Jesús como hombre que le ayudaría mucho en su obra.” Elena de White.    Pero, lamentablemente no cuidó su Avenidas del Alma. Vivía amargado, pensando permanentemente como quitar el gobierno imperial de Roma y colocar a Jesús como Rey. Como sucede hoy con muchos profesos cristianos pro-oficialismo o pro-oposición. !Y eso es triste!
Entonces, sus avenidas del alma se congestionaron de tal manera con ese anhelo, que fue una presa fácil de Satanás. “Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase”Juan.13:2. Ni siquiera su cercanía tan, pero tan estrecha con El Maestro pudo librarlo de la perdición, por cuanto no dejó que en él entrara la Luz del Espíritu Santo. Aún sin darse cuenta, dejó abierta una “rendija” y por allí lo agarró el malo. Una actitud para nosotros  meditar hoy.
Les cuento. Hace más de 30 años, cuando mi hermano gemelo vivía en la población de Quibor, Estado Lara, fui a visitarlo un fin de semana. Aún ni pensaba este servidor conocer a Jesús como su Salvador personal. Eran aproximadamente  las 10 de la noche, y muy cerca de la casa donde estábamos se celebraba una reunión entre amistades. Fue entonces, cuando surgió una discusión normal entre ellos. De inmediato se dieron unos empujones y se fueron a las manos. En medio de la pelea, otro “amigo”, le lanzó un cuchillo a uno de los que peleaba y este apuñaleó y mató a su contrincante, sufriendo las consecuencias del acto. A cada momento decía “Yo no quería matarlo”. Evidentemente esto refleja, que todo lo que se acumula en el corazón, la mente y el pensamiento a través de las Avenidas del Alma, puede ser una bomba de tiempo que en algún momento importante de nuestras vidas, que tengamos que tomar una decisión de Salvación o perdición, tomemos la equivocada.
“Satanás entró en Judas Iscariote, y le indujo a traicionar a su Señor. Satanás indujo a Ananías y Safira a mentir al Espíritu Santo. Los que no están completamente consagrados a Dios serán inducidos a hacer la obra de Satanás, mientras se lisonjean de que están en el servicio de Cristo”. Elena de White. ¿Cómo les parece? ¡Hasta el próximo martes Dios mediante!

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