REFLEXION – Entre libertadores

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El hombre que habita este planeta. Y sobre todo el profeso cristiano, tiene que colocar las cosas en su justa dimensión.  Y no mezclar lo santo con lo profano. O sea, las cosas de Dios con las cosas del mundo, por cuanto en nada edifican. Todo lo contrario, tuercen el camino de una o de otra corriente del pensamiento. Los acontecimientos patrios que enriquecen el acervo histórico de una nación y de sus habitantes, son fundamentales para el crecimiento intelectual, profesional y cultural del ciudadano. Eso es innegable.  Pero, para nada tienen que ver con la edificación espiritual.
Esto lo decimos, por cuanto hay ideologías y religiones también, que tienden a deificar los personajes de la historia y de la sociedad.  Es decir, los convierten en dioses o “santos”. Los llevan a los altares, le piden favores y milagros. Descontextualizan al personaje y lo colocan en una dimensión absurda. Que nada tiene que ver con el crecimiento espiritual. Esto, obviamente es responsabilidad de líderes que andan lejos de la Escritura, pero detrás de estas acciones, definitivamente está el enemigo de Dios y de la salvación del hombre. No en vano dice Dios. “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario  el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”, 1P.5:8
El caso del héroe nacional venezolano Simón Bolívar es bien específico. Por eso es necesario, delimitar su importancia en el campo al cual pertenece: el educativo. Con otros personajes sería el campo de la medicina o de las relaciones sociales o familiares y así, dejar libre el asunto espiritual. El escenario físico de la acción de Bolívar en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bo¬livia fue de más de 5 millones de kilómetros cuadrados, equivalente a 23 países de Europa o al doble de los desplazamientos de Napoleón. Participó en 79 batallas y más de 400 acciones de armas y cabalgó 64.000 Kmts. en 25 años de lucha y sacrificio.  Una marcha promedio de 10 leguas por día (55 km.). Dejó no menos de 10.000 documentos, 2.052 cartas y 193 proclamas. Sin lugar a dudas es el libertador de 5 naciones, pero de ninguna manera eso lo califica para convertirlo en una deidad. O en paralelo con El Libertador de libertadores: Cristo Jesús. Como tampoco a ninguno de los “santos”, cuyas imágenes encontramos en algunas iglesias.
La ignorancia se debe a que “alguien” ha apartado al cristiano de Santa Biblia y su contenido divino. Por eso, debemos acostumbrarnos a buscar las explicaciones, las respuestas y las verdades en el lugar apropiado. Las que son de historia pues en los libros de historia, pero las que son de carácter espiritual, definitivamente en las Sagradas Escrituras. “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”, 1Tim.2:5. “Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible”, Deut.10:17. Si así lo entendemos y lo ponemos por obra, de muchas aflicciones y temores seremos librados. ¡El Señor Dios, nuestro Libertador del pecado, nos bendiga! ¡Hasta el próximo martes Dios mediante!

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