El mes de Mayo es propicio para hablar del trabajador y poner nuestra reflexión en paralelo con las Sagradas Escrituras. Por lo cual, es un tema que tiene “mucha tela que cortar”, sobre todo, en el aspecto espiritual. Por ello, nos preguntamos ¿De dónde salió la idea de conmemorar ese día?. La respuesta de muchos estudiosos sería. “De las luchas gloriosas de hombres que murieron un 1º de mayo en Chicago, reclamando sus derechos, para hacerles entender a los poderosos, que ofrendar sus vidas por la justicia social no era nada, si alcanzaban la victoria final”. Nosotros preguntaríamos ¿Cuál victoria final? La historia de la humanidad ha demostrado que tristemente el ser humano ha vivido de simples utopías.
¿Cuánta calamidad se hubiese ahorrado el hombre si hubiere obedecido a Dios?. ¿Cuánta paz, tranquilidad y bienestar tuviera hoy, si fuera sido obediente a las amonestaciones y directrices contenidas en La Biblia?. Allí si está la respuesta al problema existencial del hombre. Son preguntas que vale la pena hacérselas, sobre todo en estos tiempos de creciente violencia y conflictos en todos los órdenes de la sociedad mundial. Donde incluso, las religiones cristianas, obvian las instrucciones de nuestro Creador. Si el cristiano hubiese tenido y tuviese, la delicadeza de conformar sus patrones espirituales a través de lo que enseña la Santa Biblia, con obediencia, no por temor o por obligación, sino por amor a quien lo redimió, su vida fuera completamente distinta. Si sus líderes no hubiesen seguido esquemas espirituales salidos de mentes pecadoras y corruptas de hombres falibles, apartándose del Infalible, tuviéramos una salvaguarda permanente. Pero el yo, el ego, se interpuso entre el cristiano y Dios. Sobre todo por la desobediencia de sus líderes espirituales y he allí los resultados.
Se evidencia en el cumplimiento de la profecía. “¡Ay de la ciudad rebelde, contaminada y opresora! No escuchó la voz, ni recibió la disciplina; no confió en el Eterno, ni se acercó a su Dios. Sus príncipes son leones rugientes; sus jueces, lobos nocturnos que no dejan hueso para la mañana. Sus profetas son insolentes, prevaricadores; sus sacerdotes contaminaron el Santuario, falsearon la Ley.” Sof.3:1-4. La similitud con lo que ha vivido y se vive en este miserable planeta es elocuente.
¿Cómo sería hoy la situación en la tierra, si el hombre, desde su creación hubiese seguido las recomendaciones divinas?. ¿Si hubiera aceptado este regalo? “Acuérdate del día sábado para santificarlo.»Seis días trabajarás y harás toda tu obra.»Pero el sábado es el día de reposo del Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en él; ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.»Porque en seis días el Eterno hizo el cielo, la tierra y el mar, y todo lo que contienen, y reposó en el séptimo día. Por eso, el Señor bendijo el sábado y lo declaró santo.”Exo.20:8-11. Pero invalidaron la norma divina, la falsearon, renunciaron a la obediencia y he allí los resultados. ¡Hasta el próximo martes Dios mediante.
