Es antes que nada un ciudadano presidenciable, con prestigio, con un manejo especial de la palabra, caballeroso, humilde, con una profunda formación cristiana.
Además es ser un excelente abogado, con una conducta intachable, parte integral de una familia donde el honor y el respeto conviven.
Está vinculado en sus raíces a familias tradicionales de gentilicio cabudareño y barquisimetano, respetuoso de nuestros valores como de nuestras raíces históricas, defensor de nuestra historia, de la cual depende nuestro futuro, pues sabiendo de donde venimos sabremos hacia dónde vamos, consciente de un valor muy importante como abogado, donde sabe que el imperio de las leyes es una realidad más poderosa que la existencia de los tiranos, porque son ellas comunes y en donde todos debemos someternos a su benéfico o rigor, sin excepción, en cuyas manos está el lograr mantener el equilibrio de la libertad, ante la imperiosa necesidad de la defensa de la moral y luces, de los cuales debemos ser sus tutores para sembrarlos en una buena tierra para las futuras generaciones, reservorio defensor de nuestra democracia.
Igualmente es el Dr. Aveledo un paladín en la defensa de la libertad y de tantos otros valores, como parte fundamental del conjunto de derechos humanos, que tanta importancia han tenido para obtener una la convivencia pacífica entre los ciudadanos, en realce de la importancia y del cultivo de las virtudes ciudadanas, entre las cuales se encuentra el desarrollo permanente de las todas las virtudes ciudadanas, hermosa facultad que tiene el ser humano para pensar, hacer, obrar y, sobretodo decidir, en una manera u otra, de acuerdo a su criterio, ante lo cual simplemente debe igualmente la de no obrar bien, siempre voluntario, ante el factum del pensar, crear, teniendo como límites el respeto y tolerancia a los demás como a las buenas costumbres heredadas de nuestros abuelos.
Igualmente como defensor de los derechos humanos en su defensa por la justicia la cual, no solamente como aquella máxima clásica de la manifestación de voluntad firme de “dar a cada quien lo suyo”, siendo ella la Justicia, el resultado de un llamado interno del alma ciudadana con tolerancia, piedad y amor al prójimo.
Es el Dr. Aveledo un verdadero ejemplo para nuestro presente y para la historia, al lograr coordinar grupos tan diferente para sus objetivos comunes, que los debemos ejercer los ciudadanos al asumir con responsabilidad nuestros roles que nos impone la historia ante esta sociedad, con nuestra ubicación y de la cual somos responsables, para trabajar en común, sin mezquindades para la unión de ese sector, que es democrático en la lucha permanente de esta democracia perfectible. Como ciudadano le reitero mi apoyo en sus decisiones, las cuales estoy seguro serán siempre en defensa de la democracia, sin mezquindades, ni divismos, sin exclusión, sino por el contrario participativo con inclusión de todos los sectores, pensando simplemente en la gran Venezuela, donde todos tengamos nuestro espacio igualmente respetado, debidamente reconocido, para continuar así el trabajo ejemplar de una persona quien dio, contra viento y marea, el todo por el todo, dejando el gentilicio larense muy en alto, en el presente y para la historia.
