Percibo mucha incertidumbre entre los venezolanos. La pregunta es recurrente: ¿Qué va a pasar? El panorama social, económico, político y moral de la nación es de extrema gravedad. No podemos ser ciegos. Debemos ser optimistas pero la realidad es apremiante y angustiante. El país está ingobernable, el régimen perdió el rumbo hace tiempo. Hasta hace poco, mucha gente no se daba cuenta de esto, pero los problemas hoy en día se han agudizado y afectan con tanta intensidad a toda la población que el descontento y el desconcierto han crecido y la preocupación por el futuro es cada vez mayor.
Una gran mayoría, me cuento entre esa mayoría, cifra sus esperanzas en las elecciones legislativas del próximo 6 de diciembre. Nunca unas elecciones parlamentarias habían despertado tanto interés en el país como estas de 2015. Nos jugamos no sólo el futuro democrático de la nación, sino la supervivencia de la nación misma. La insensatez que conduce al país no puede continuar y darle punto final a esta tragedia es un deber ético y patriótico que no puede esperar.El régimen procura a toda costa desanimar a los votantes. Una abstención alta favorece al régimen. La desconfianza hacia el CNE es muy merecida, pero también es procurada por el gobierno, es una estrategia estudiada, no podemos caer en esa trampa.
Aunque no creamos en el CNE, votemos. La verdad es que si no votamos gana el gobierno, si votamos derrotaremos al gobierno. Por otra parte, la gente se pregunta si el régimen va a aceptar gallardamente su derrota que todas las encuestas presagian. Gallardamente no la aceptarán nunca. Todos recordamos las palabras del fallecido presidente Chávez cuando perdió el referendo sobre la reforma constitucional de 2007. No hubo gallardía, pero no pudieron hacer otra cosa que aceptar la derrota, y ampliando su falta de gallardía, después han tratado de imponer aquella reforma por la vía de las reformas legales, violando la Carta Magna.
Ya han pasado más de 16 años de odio, división, farsas, destrucción nacional, corrupción infinitamente mayor que en la IV república, violaciones de los derechos humanos e idas de compatriotas hacia otros países buscando un mejor futuro, por lo que el país entero, incluyo a muchos chavistas que me lo han dicho, está harto de esta tragedia.No era lo que esperábamos me dicen antiguos chavistas, ellos también tienen hijos y temen por su futuro. Ya está bien, ya basta, ya es suficiente, detengamos esto, reflexionan. Los funcionarios públicos molestos desean salir de tanta humillación y vejamen que sufren para obligarlos a apoyar al gobierno exteriormente, porque en el corazón lo detestan. Viene pues una oportunidad de oro para lograr un cambio definitivo y afirmativo. No será fácil al comienzo, pero el país no puede desperdiciar la oportunidad del 6 de diciembre. ¿Qué le espera a Venezuela? Dependerá de lo que hagamos el 6 de diciembre. Nuestra única arma es el voto.
