Un día de compras normal para la mayoría de los barquisimetanos, consiste en recorrer diversos establecimientos en la búsqueda de los principales productos de la cesta alimentaria, entre ellos la harina de maíz y de trigo, aceite, mantequilla, papel higiénico, toallas sanitarias y demás productos que se han vuelto cada vez más difíciles de encontrar.
Sin embargo, en el centro de la ciudad los comerciantes informales ofrecen sin problemas todos estos productos y con un precio que alcanza hasta el doble del establecido en la regulación del Ejecutivo nacional.
En los alrededores de El Manteco, son varios los comerciantes que se han dado a la tarea de ofrecer los productos de manera informal: no pagan impuestos, mucho menos el derecho de frente. Con sólo colocar un bulto de papel higiénico a la vista de los transeúntes y conductores la venta está asegurada.
“Nos vemos obligados a comprar con sobreprecio porque es el único sitio donde se consiguen muchos productos. Buscamos en todos los mercados y, si no hay una cola insoportable para poder pagar los productos, no hay existencia”, explicó Mireya Torres, una de las compradoras de este sector.
Para muchos, este sistema es una alternativa a fin de poder llevar a sus hogares los productos más deseados: prefieren pagar sobreprecio a llegar con las manos vacías.
“Tenemos que hacer el sacrificio porque en los mercados la harina y el papel higiénico no se encuentran. No tengo tiempo para hacer colas interminables de horas para poder comprar dos paquetes de harina, así que no queda otra opción que comprarle a los buhoneros”, relató Oscar Torres, uno de los tantos clientes.
Poco se sabe del método que emplean estos comerciantes para tener siempre disponible este tipo de productos. Sin embargo ya los directivos del Indepabis están al tanto de la situación y anunciaron que en los próximos días realizarán un operativo exhaustivo para acabar con estas mafias acaparadoras y revendedoras de alimentos.
Por lo pronto, quienes tienen la posibilidad de adquirir a 40 bolívares un paquete de cuatro rollos de papel, a diferencia de los 15 bolívares en regulación, seguirán comprando en estos puestos callejeros, que se lucran de la necesidad de un pueblo deseoso por conseguir los productor más usados en su hogar.
