Por la puerta del sol – Se extingue libertad

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«Aquí la sangre corre cada día, la lucha se agiganta y es posible que un grito en mi garganta, no sea más que un grito ya sin vida” (Servando Garcés F.)
Cada día, cada instante un fuerte latigazo recibe libertad. Paso a paso nos cierran los caminos y ventanas de la libre expresión del pensamiento, cada día es más triste y más larga la espera y más visible en los rostros demacrados la rabia, el hambre, la necesidad, la preocupación y el desengaño. El ejercicio de los derechos humanos garantizados en la Constitución se mancillan, los poderes hace tiempo entregaron su autonomía, cada día se evidencia la pretensión del régimen de apagar el fuego sacro de la libertad que arde y se conserva en el espíritu y corazón de la inmensa mayoría, fuego que nadie está dispuesto a permitir tan fácilmente le sea apagado. Cada día la paz se aleja, la reconciliación se esfuma, infames son las colas e inhumanas, desorden, intolerancia, corrupción, exclusión, engaños, falta de educación y mentiras son el pan nuestro de cada día.
La educación es el seguro de la libertad que formada en la masa social con sólidos fundamentos, se propaga a todos los órdenes de la vida, es la que alcanza y domina todos los aspectos de la actividad en la sociedad y se fortalece con la práctica; es la raíz más profunda de la personalidad del hombre culto.
Nada en esta vida es más valioso ni más querido que la libertad, derecho que el mismo Dios nos otorga desde el nacimiento. Sin escrúpulo paso a paso su espacio inmisericordemente, han ido invadiendo y violentando. Acelera su obra el avasallamiento, el despotismo levanta sus murallas, tranca los caminos, cierra las ventanas del pensamiento libre, la bizarría se hunde en estupores, se vuelve un espejismo el sueño lindo de la paz y del derecho humano.
El ánimo, el coraje, la lucha, el reclamo y la protesta no deben decaer. Para ganar la independencia nuestros héroes demostraron que la merecían, otro tanto debemos hacer sus herederos, para demostrar que la merecemos y sabremos mantenerla siempre erguida, jamás doblegada.
Muy horadado está el casco del velero, han roto sus velas. Aprisa y con encono, pesada ancla le han enganchado para hundirla y evitar que transite libre y tranquilo por los mares de la democracia.
El miedo es el argumento central de los déspotas cuyo fin es anular todo derecho humano, toda reflexión y todo pensamiento ajeno al suyo; miedo del que se valen hasta eliminar totalmente la libertad, raíz a la que los pueblos se abrazan y luchan por mantenerla cueste lo que cueste.
La historia nos recuerda que Hitler a quien acompañaban una pandilla de bravucones, adulantes y falsarios, fue capaz de dejar sin efecto los artículos de la Constitución para violarlo todo a su antojo. Mussolini suprimió la libertad de prensa, los partidos y sindicatos no fascistas, su gobierno se caracterizó por la agresividad, el odio y la represión hacia los enemigos de su partido, Lenin fundamentó su política en la destrucción del Estado. Cuba lleva más de 50 años sometida al nefasto totalitarismo de los Castro…
La búsqueda de la libertad para la India no fue fácil. Cuarenta años duró la lucha, las protestas, marchas, huelgas etc. Fue más fuerte la voluntad del pueblo que la opresión del régimen.-La debilidad, la cobardía y falta de cuidado de los pueblos es lo que los lleva a perder su libertad.
Hurgando entre mis cosas encontré un viejo cancionero. Entre todas las canciones particularmente una cuyo autor es Luís Javier Piedrahita, llamó poderosamente mi atención. Dice: “Aquí ya no existe paz, aquí ya no hay libertad, aquí no pasa un día sin algo que lamentar; aquí el mundo está al revés, nadie quiere trabajar y a los que trabajan los arrasan sin piedad. Con miedo mijo no cambia lo que suceda. Para integrar la familia haga todo lo que pueda. No sea extranjero en su tierra, viva siempre como piensa para que cargue tranquilo livianita su conciencia. Orgulloso de su raza practique su identidad, verá que con esto encaba la paz y la libertad. Ud. puede ser amigo de todo el que le parezca, pero hay que sacar del alma al que le siembra maleza, para que un día sin pena, si a sus nietos aconseja que los acompañen sus himnos levantando la cabeza”.
Defender de la extinción la libertad es nuestro deber y obligación. La patria y la libertad se recuperan y se ganan cuando en el corazón hay fe, amor y mucha voluntad.

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