Por la puerta del sol – Por una Semana Santa sin odios

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Creer libremente como respirar es parte fundamental de la vida.
“Los dogmas religiosos, científicos y sociales aunque sirven para guiar y son necesarios, en ocasiones se convierten en prisiones conceptuales colectivas; y lo extraño es que la gente ama la celda de su prisión porque le da sensación de falsa seguridad». (EckhartTolle)
En esta semana quiero compartir con los lectores el precioso poema que compuso Jesús Camilo A. Lasprilla.

La Transfiguración
Jesús a la cumbre del Tabor ascendía
Bajo el diáfano tinte de ígneos colores
Que incendiaban la tarde en fugaz poesía
Y al alma del mundo en risueños amores.
A la par que sus pasos así dirigía,
Por la árida senda de tantos dolores,
De nardos y lirios a su planta tejían
Bellísima alfombra sus tres pescadores.
Culminando la altura el sol fulguraba;
Un haz luminoso invadió la colina,
Jesús hecho Dios su poder demostraba.
Y envuelto en raudales de casta blancura,
Su faz soberana radiante y divina,
Filtraba en las almas aladas dulzuras.

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Lastimosamente la Semana Santa ha dejado de tener el significado de recogimiento de tiempos pasados; hoy por hoy significa parranda, bochinche, diversión. Anteriormente se celebraba con verdadero fervor y recogimiento. Era admirable el desbordamiento de fe, la ratificación de las creencias aprendidas por un pueblo de intensa formación cristiana. El respeto social, la fraternidad, la austeridad de las costumbres, la sencillez… todo esto contribuía al esplendor de la Semana Mayor. Todos los creyentes se congregaban en ciudades, campos y pueblos con espíritu abierto a la fe y la esperanza. El Domingo de Ramos se iniciaba la Semana Santa con la procesión de las palmas, cuya tradición se remonta al siglo IV. Año tras año se cumplían estos deberes religiosos en espontánea y multitudinaria demostración de fe.

La entrada del modernismo ha abolido del alma de los pueblos sus creencias, sus tradiciones y buenas costumbres. En la memoria ha quedado el sabor nostálgico de aquellos días de cristiana conmemoración que nunca volverán.

La falta de espíritu religioso, en cierta medida ha hecho del hombre un ser inmisericorde, egoísta, grosero, violento. No hay temor de Dios, ni se le respeta. Hay quienes en su nombre matan, aterrorizan, destruyen. Los Cruzados fueron en buena parte el resultado de la ambición de algunos Papas, la Santa Inquisición fue tan mala como lo son los corruptos, terroristas y narcotraficantesd e hoy, que se dan golpes de pecho, van a la iglesia y hacen promesas para que sus macabros y sucios negocios tengan éxito. Pierden el rumbo humano, el raciocinio y silencian la moral para convertirse en bestias; no tienen sentimientos de bondad ni de misericordia hacia sus víctimas. Terroristas, traficantes y esbirros a riesgo de sus propias vidas son tentados por la riqueza que les puede significar el gran negocio de la guerra, de la drogas y del poder. La ambición desmedida tiene el poder de destruir los más nobles sentimientos del corazón del hombre.

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Para los cristianos la Semana Santa es semana de reflexión de oración y de descanso. La mejor religión es aquella que no daña ni desprestigia a las otras religiones ni a los otros, es la que respeta las libertades y nos acerca más a Dios. Todos los caminos de la misericordia, del cariño, la humildad, el respeto hacia sí y hacia los demás llevan a Dios y para llegar a Dios no tenemos otro camino que el que nos enseñó Jesús.
Mañana es Domingo de Ramos.

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