“Cuando asumimos un compromiso, nunca debemos perder de vista el eje principal por lo que estamos luchando” (Frase de la película “Perfume de Mujer”)
Si algo no sirve, nada de lo que salga de allí servirá. Cuando en un país interesa más la ideología política que la educación como herramienta de control, toda la estructura se viene abajo arrastrando en su caída valores, principios, autonomía y todo lo que sobre ella se haya edificado.
La falta de lucha en este tiempo de crisis ha opacado todo lo que tiene que ver con el derecho que cualquier ser humano tiene de contar con una vida digna, autónoma, saludable y segura. La lucha del hombre por sus derechos es sin tregua, si uno no lucha por lo de uno, nadie más lo hará. La flojera y desinteresada actitud de lucha del pueblo en defensa de sus necesidades, ideas y libertades es el resultado del país en el que hoy vivimos y sufrimos a más no poder.
En un sistema como este los estudiantes con sus excepciones prefieren quedarse en sus casas que salir a labrarse un futuro. La mediocridad y falta de interés de muchos de los que van a la universidad es grande. Esta es apenas una mínima parte de lo que ocurre en muchos centros universitarios. Un profesor me cuenta que de treinta estudiantes que debían acudir a una prueba faltaron diez al examen; los otros diez entregaron la hoja en blanco y de los diez restantes solo 2 pasaron. La desaplicación y apatía es grande y lo que es peor: esos son los hombres del futuro.
No es cierto aquello de que si es mala la universidad todo es malo, si es malo el profesor, malo es el alumno. De nada sirve que la universidad y profesorado sean los mejores si el estudiante no tiene interés ni da la talla como tal.
La vocación y ética del profesor como incentivo es clave en el progreso del alumno que busca superarse y labrase un futuro. Alumno que espera que todo se le dé molido, será en el futuro un mediocre y gris profesional. Ser universitario no consiste en hacer una carrera, debe demostrarse lo que se persigue, qué tanto es el interés por hacerse profesional, debe saber por dónde quiere caminar, qué precisa él para superarse y qué espera la sociedad de él. Por su parte las universidades deben demostrar su calidad, fortaleza, cumplimiento y eficiencia.
Elegir acertadamente el lugar en el que se va a hacer carrera profesional, condiciona el aprendizaje, los compañeros de estudio, el ambiente, las aulas, las instalaciones… Todo esto forma el clima donde se va a formar como persona y como profesional. Hacer una carrera requiere de medios y esfuerzos de la familia y del estudiante; requiere de cómo y por cuánto tiempo se afrontarán los gastos. El privilegio de forjarse un futuro cuesta caro y no todos cuentan con esta oportunidad de oro en la vida.
Los grandes maestros dejaron su antorcha para ayudarnos a abrir y ampliar el camino, nos enseñaron a escrutar los laberintos del pensamiento, a conocer la diversidad y complejidad de la realidad de este, nos enseñaron que es la práctica la que hace al maestro no la teoría, que antes que el método es la herramienta que adquirimos la que nos lleva a crear nuestras propias obras.
Universidad, profesorado y alumnos deben hacer de la unión su fuerza y equilibrio.
La humanidad y calidad de un hombre es el resultado de la fuerza del cariño, de la inteligencia de la universidad, del profesorado y de él mismo quien a pesar de los impedimentos y tiranía logra hacer de sí una obra sin par.
Gracias por la atención
