La riqueza más grande de un escritor es la de saber que su semilla ha caído en tierra buena y crecerá como esos árboles que brindan sombra al caminante y son sus frutos alimentos de esperanza.
Es articulista aquel cuyos conocimientos, experiencias, pensamiento y sentir tienen el poder de espolearle el alma, el corazón, la vida y la mente día a día, obligándole a desparramar sobre hojas de papel todo lo que ha aprendido, almacenado en la memoria y vivido a lo largo de su existencia. Las metas como sus sueños son imparables y extensas dentro del breve tiempo de su permanencia en el mundo.
Sabe cómo y cuándo emplear su aluvión de metáforas, capotea con maestría el ataque de la crítica salvaje ante la que algunos sucumben, escribe con el idioma de sus sentimientos, los que se cansan ahogan sus plumas en el tintero, otros a pesar de las represiones y amenazas siguen manteniendo altivo como bandera su espíritu, firme el pulso y sin mancha el honor de su pluma. Son escritores cuyo genio poderoso, indómito vive emancipado de preceptos arbitrarios, llevados solo por el ímpetu de su inspiración apasionada y franca.
Los periodistas y articulistas de EL IMPULSO son portadores de un arsenal riquísimo de noticias y eventos; hay los que desde el punto de vista literario son un verdadero océano de prosa rimada, los que emergen trecho a trecho como islotes de fino y vigoroso aliento, aquellos cuyo alto vuelo atrapa la atención del público que reconoce la grandeza de un autor de la talla de quien escribe Campana en el Desierto, cuyas páginas están llenas de relatos que servirán al historiador que de manera brillante y clara muestre al universo de las futuras juventudes, la realidad de esa Venezuela a la que la revolución destruyó todos sus valores, sus principios, riquezas humanas, fraternales, materiales, históricas, educativas, morales, culturales, sociales, económicas, políticas etc. cuyo contenido y fondo histórico en cada tema narrado, deja ver indudablemente la elegancia de un estilo que brinda a la cultura nacional su brillo y su prestigio, además de la útil labor de su gran ilustración literaria. “Quien siembra en el espíritu planta un árbol a larga fecha” (Nietzsche)
El escritor da rienda suelta a su imaginación, surge lo posible, florece su idea, se amplía su destreza, fantaseando aprende a pesar destellos sobre el viento, a calcular el tiempo del no tiempo, sabe atrapar la idea hasta convertirla en luz de su inspiración; idea que entretiene, subyuga y estruja el corazón del lector que convierte sus escritos en lectura preferida.
El articulista no solo es testigo del acontecer del mundo también es protagonista. Cada uno cuenta lo que tenga que contar, narra lo que tenga que narrar con lógica y precisión. Ellos están día a día expuestos a la crítica, también son críticos, unos son los maestros, otros los noveles y unos cuantos los que siempre estarán aprendiendo de la vida, del mundo, de la naturaleza y de los maestros en el arte de las letras. El buen articulista sabe cómo llegar fácilmente a las honduras inescrutables de la condición humana, sabe que la riqueza de enseñar y de aprender no tiene fecha en el calendario ni límite mientras mantenga activas y ocupadas las neuronas, haga planes y no dé tregua a los oficios de la mente.
Escribir es ese sueño que llevamos dentro, nos inunda, nos hermana y nos reúne en la casa grande de EL IMPULSO en esta tierra barquisimetana la de bellos crepúsculos y albas radiosas.
