Por la puerta del sol – Anarquía y crisis frutos de la revolución

Cuando la anarquía se hace ley, la pasión de destruir es una locura colectiva, todo lo contamina, lo vuelve costumbre y da vergüenza.
Lara lleva su nombre en homenaje al máximo héroe regional Juan Jacinto Lara. El venidero 28 estaremos celebrando la fecha de su nacimiento opacada ante la anarquía reinante, la violencia y represión militar contra el pueblo. Solo la belleza natural sigue en sus producciones imparables;  la fiesta del crepúsculo sigue tachonando de brillante hermosura el cielo larense, casi no quedan vestigios de la belleza del Turbio, sus sembrados de caña de azúcar y girasoles, han sido devastados por la pata dañina de la inclemente bestia.
Devolviendo el tiempo perdido vemos que los que se resisten a dejar morir el ánimo de la sociedad, la vida de la región, la libertad y deseo de seguir trabajando por el bien de todos son los artistas, los demócratas, la prensa libre y los hacedores larenses, cascadas de esperanza en medio de este infierno de desidia y destrucción.
Cuando un hacedor es auténtico, dice en su libro José Gerardo Mendoza  jamás le pasa por la mente que va a producir y hacer para determinada clase privilegiada o política. Ganar en base a la destrucción de otros es la peor y más baja felonía humana.
No podemos decir que en el nuevo natalicio de nuestro héroe epónimo la ciudad presenta el mejor rostro. Pasan y pasan los alcaldes llenos de promesas, para demostrar casi de inmediato que unos y otros son lo mismo, que no es peor el que se va ni resulta ser mejor el que ha llegado.
Al señor Ramón Hernández Montilla como a muchos de nosotros le preocupa lo que ocurre en el boulevard de la veinte, cuyas bases de los postes del alumbrado y los semáforos en desuso suman 16 por cuadra, cada uno con 4 pernos de una pulgada. De la 42 a la Vargas hay 1.536 pernos, que son un peligro para niños, ancianos e inválidos. Dice en su carta enviada a mi correo que los pasos peatonales para los minusválidos obstruyen el paso y otros están fuera de norma. Allí no hay mantenimiento preventivo y la seguridad brilla por su ausencia. Los buhoneros tomaron la zona de nuevo bajo la mirada indiferente de quienes deben procurar el orden, el respeto y libre tránsito peatonal. Se aprovechan de los locales comerciales, usurpando de un derecho que pertenece al local que paga todos sus impuestos municipales. Proliferan sin ningún control sanitario las ventas de comida rápida y a la vez generan contaminación, aunado a este desastre organizado, la existencia de mendigos y ladrones prolifera día a día. Transbarca no respeta las paradas, los motorizados  y carros particulares no respetan el contraflujo y lo hacen con exceso de velocidad, los fiscales de tránsito no controlan la zona. Sabemos el desastre que representan estas obras hechas por un capricho sin planificación ni consulta. Fue peor el remedio que la enfermedad.
La Cámara de Comercio debe pronunciarse con en estado de situación de sus afiliados en relación a las pérdidas que han tenido que asumir sus agremiados. Esta obra quedó sin terminar, llena de trampas.
Los sistemas públicos se van cayendo a pedazos por falta de voluntad y apoyo del gobierno.
Las revoluciones siempre han hollado y roto el derecho fundamental del hombre, su médula y derecho de vivir en paz.
Cuando se impone la libertad de hacer, nada impide llegar a la cumbre de los sueños.

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