Tomar en cuenta las referencias económicas que muestra el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), además del anterior reporte oficializado por la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL), y asociar sus datos con la realidad cotidiana que confrontamos en materia de desabastecimiento, en comparación con otros países vecinos y las perspectivas que se asoman, no arroja esperanzas ciertas en lo inmediato, como para combatir la incertidumbre frente a las medidas que se esperan del Gobierno.
Efectivamente, el organismo multilateral en sus estimaciones plantea que la economía venezolana tendrá una caída de 3% en su Producto Interno Bruto (PIB) este año, de acuerdo con su informe Perspectivas Económicas Mundiales, dado a conocer recientemente en Washington. «Las severas distorsiones siguen contrayendo la producción, resultado en una fuerte caída de la actividad y en una inflación que ya supera el 60%», se advierte en el citado Informe.
Simultáneamente, los indicadores económicos registran que el precio del barril de crudo de la OPEP reportó el pasado martes una caída del 1,14 por ciento respecto a la jornada anterior, hasta llegar a los 89,37 dólares. Se observan altibajos y tenues repuntes, dentro de una tendencia a la baja característica de los últimos meses, de tal manera que se marcó un nuevo mínimo anual y se situó en niveles no vistos desde finales de junio de 2012. En una economía estructural e históricamente rentística como la nuestra, donde este rasgo, lejos de atenuarse, se ha acentuado, la mayoría de los venezolanos, académicos y no académicos, comunes entre los mortales, sabemos lo que eso significa. Sobran las colas y no precisamente frente a los confesionarios.
Lo que se aprecia como positivo en medio de este panorama, de acuerdo con la firma especializada en mercados financieros, Goldman Sachs, es que se disipa la posibilidad de un default, que como especulación teórica impulsada por posiciones políticas, asomaron algunos economistas venezolanos, en días pasados. Aprecia, la citada fuente, que hay suficiente liquidez como para enfrentar los vencimientos de deuda. Una vez que se concreten los pagos, se impulsará la confianza de los inversionistas, influyendo en los retornos de los títulos.
No obstante, nos preguntamos: ¿Y la competitividad del país? El Informe correspondiente nos sitúa en una posición nada envidiable, en la Región y en el ámbito mundial. Se corresponde con la situación económica. En general, los indicadores se mantuvieron y cuando no, descendieron. ¿Quién oye la voz de un experto que dice: “La competitividad va más allá de la productividad, representa un proceso centrado en: generar y fortalecer las capacidades productivas y organizacionales para enfrentar de manera exitosa los cambios del entorno, transformando las ventajas comparativas en competitivas, dándole sustentabilidad a través del tiempo como condición indispensable para alcanzar niveles de desarrollo elevados”. (R. Villareal, dixit).
Planteamientos – ¿Y la competitividad del país?
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