En contraste con la afirmación que suele aludir a una fórmula extrema salvadora frente a un problema cuya magnitud así lo requiere, pareciese que efectivamente la realidad venezolana en el caso de la corrupción, en todas sus facetas y ámbitos, apunta al convencimiento encerrado en el título de estos planteamientos.
Nada original la proclama ni las medidas que intentan ponerse en práctica. La historia de la corrupción en nuestro país está inscrita en los registros coloniales con la práctica del contrabando, por referirnos al aspecto comercial. La conformación como república muestra los decretos y medidas dictadas por el Libertador Simón Bolívar para combatir tal flagelo. En el ADN del Estado- Nación que se va consolidando con el tiempo social, las instituciones y organismos que van surgiendo – en cada época – para materializar las funciones y fines que buscan garantizar el bien común de los ciudadanos, llevarán en su estructura tal impronta.
A finales del siglo XIX, en 1896, los directivos de la Cámara de Comercio de Caracas muestran la preocupación de quienes ven desvirtuarse los valores propios de la ética mercantil que propugnan como entidad gremial. El avance del contrabando, de las quiebras fraudulentas del peso deficiente de las mercancías, comenzaba a minar la confianza en los negocios. Los valores comienzan a resquebrajarse. La convicción y el respeto por el trabajo honesto, por las normas de la ganancia y de la propiedad, por los compromisos adquiridos, por la palabra empeñada, empiezan a hacer aguas. Ante tales circunstancias, aunque hoy parezca increíble, el organismo gremial se daba el lujo de expulsar de su seno a los miembros fundadores que incurriesen en tales delitos o prácticas negativas. Así lo reportan Morales y Tortolero (2011), en sus reflexiones acerca de la ética en el contexto organizacional venezolano.
Esa ética empresarial está circunscrita exclusivamente a los intereses del empresario. No hay ninguna consideración para con los trabajadores en tanto equivalentes a un recurso más dentro de la organización productiva, según la concepción prevaleciente de la Administración Científica del Trabajo, que ya se inauguraba con las tesis de F. Taylor, en EEUU y H. Fayol, en Francia. La legislación laboral era casi inexistente como tal y solamente regía en la relación obrero patronal, el denominado contrato de voluntad entre las partes. Dada la correlación de poder, es de suponer quien imponía las condiciones de trabajo, desde sus propios valores.
Finalizando el siglo XX y a comienzos del presente, se gestan y se hacen públicos los escándalos de corrupción ocurridos en grandes empresas transnacionales “emblemáticas y aparentemente sólidas como Enrom, WorldCom, Auditora Andersen y Parmalat, los cuales terminan por catalizar dentro del sector empresarial la revisión de valores y prácticas con el propósito de rescatar la confianza social y enfrentar los retos de adaptabilidad a las exigencias de un entorno y de un marco institucional que se transforma veloz y profundamente”, sostiene Morelba Brito, en un artículo referido a la Gobernanza empresarial, la RSE y la Etica en la era post- Enrom.(2007).
Hoy, la mundialización o globalización, incluye entre sus aspectos, la organización de los consumidores y de los ciudadanos en redes de presión política para la defensa de sus derechos. Ello incluye la exigencia de transparencia y eficacia por parte del gobierno y de las empresas en cuanto concierne, por ejemplo, al respeto al ambiente, las garantías a los derechos humanos y la corresponsabilidad social ante problemas como la pobreza y la exclusión social. Una nueva ética.
En Venezuela se constata que están presentes diversos elementos condicionantes de la corrupción, tanto a lo interno como a lo externo de las instituciones, propios de estas, como asociados a las condiciones socioculturales del país: uso indebido de recursos (malversación y apropiación), falsificación de documentos, usurpación de autoridad, de títulos y honores, abuso de poder, aceptación de sobornos, lavado de activos, clientelismo, nepotismo y maltrato a los usuarios y clientes.
