Pareciese que hay pocas dudas en cuanto a que las navidades cubanas este año transcurrirán bajo nuevas expectativas. Se vislumbra un golpe de timón, como suele plantearse al referirse a cambios de rumbo en la conducción de un país. Los acontecimientos decembrinos traen presagios. La lectura de los eventos lo confirma.
Tanto el gobierno cubano como el estadounidense tuvieron razones políticas de peso para mantener bajo arresto a ciudadanos juzgados como responsables de actos de espionaje y terrorismo. La medida de liberación y canje no fue un simple acto de buena fe, como pudiera creerse. Tampoco nada espontánea. Fue largamente estudiada, profundamente analizada. Un verdadero secreto de Estado.
En la antesala navideña, un festejado intercambio de regalos basado en los intereses y el juego de poder que se libra en el tablero del ajedrez internacional. Cada pieza y cada movimiento estratégicamente calculado. Como corresponde a las implicaciones de un mundo globalizado, interdependiente y complejo como se percibe el de hoy.
¿El espíritu navideño en Cuba alumbra un camino de reformas dentro del modelo socialista, luego de la medida calificada como histórica? Para decirlo con el lenguaje de la época: es el deseo del pueblo cubano porque la dicha y la prosperidad reinen sobre la tierra. El gobierno es fiel intérprete de la nueva realidad. Lo que no está claro es el alcance de la medida.
La reapertura de las relaciones diplomáticas, rotas desde 1961, tiene un impacto considerable, desde todo punto de vista. Pero de allí a pensar en el levantamiento del embargo comercial impuesto desde 1996, mediante la Ley de Libertad Cubana y Solidaridad Democrática, también denominada Ley Helms- Burton, como un paso siguiente y asumirlo como a la vuelta de la esquina, hay un largo trecho. Se abre un abanico de escenarios y especulaciones de todo tipo.
Que la propia dinámica de los acontecimientos así lo determinará, perfila una respuesta más asertiva en el mar de los acontecimientos por venir. Ambos gobiernos tienen sus propias expectativas. Sujetas a los vaivenes políticos.
La reciente reunión de la Organización de los Estados Americanos, OEA, acordó su satisfacción por el reinicio del diálogo entre ambos países. Pero no pasó la propuesta de pronunciarse por solicitar el levantamiento del bloqueo económico impuesto por EEUU. Pese a las reiteradas decisiones que anualmente ha tomado la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas, casi por unanimidad de sus miembros.
En el sinuoso y empedrado tránsito hacia las reformas está la decisión del presidente Raúl Castro, de culminar su mandato en el 2018; la crisis mundial de los precios del petróleo; la recesión económica y la guerra política contra Venezuela; el despunte de China como potencia económica; la actual composición del Congreso norteamericano, dominado por los republicanos, al momento de derogar la referida ley. Y, más allá, la confrontación presidencial, en el 2016, para rectificar o fortalecer este aspecto de la política exterior, en otro horizonte navideño.
