Planteamientos – Cuando un amigo se va…

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Próspero Rodríguez, in memoriam
Con la venia de ustedes, apreciados lectores, convocados por la suerte aciaga que encierra la pérdida de un amigo, intentamos hilvanar unas frases que escritas y expresadas puedan tener la virtud de liberar el sentimiento que nos oprime, cual desahogo compartido por quienes tuvimos la dicha de conocerlo y compartir junto a él algunas, distintas diversas o numerosas experiencias conjugadas alrededor del valor de la amistad.
Y, a diferencia de lo que muchos creen, no es que faltan palabras para querer expresar lo que hoy sentimos. Sobran. Tal vez la cuestión sea otra. La dificultad con la cual el cerebro y el corazón, el pensamiento traducido en lenguaje, pueda procesar con la claridad y la coordinación necesaria  el significado de un hecho que no termina de asimilarse como tal y aceptarse.  Los recuerdos de su amistad afloran como en una película de largo metraje, interminable casi, donde a su lado todos fuimos protagonistas de un guión y con un reparto que supo construir, original por lo demás, como era para muchas cosas.
Que ya lo dijera Alberto Cortez, cantando, en las estrofas que en buena hora inmortalizan las tantas ausencias vividas para evocar el momento y desterrar el olvido, hace bien, en una especie de terapia con la cual cada quien arbitra sus propias fórmulas para mitigar el duelo: Cuando un amigo se va….
Cantos, serenatas, música, estuvieron siempre presentes en instantes sublimes que el espíritu atesora como emociones que suelen poblar las noches de insomnio o de juerga. Parrandero consecuente, con su don de trovador dejó obsequios que engrandecieron afectos, al igual que otros que tampoco están.
“Cuando un amigo se va… una estrella se ha perdido, la que ilumina el lugar donde hay un niño dormido”. Así vimos nacer, bajo el cobijo de la amistad, niños suyos, nuestros, cuyo crecimiento acompañamos desde el sagrado vínculo de un compadrazgo que se multiplicó y extendió a otros amigos, labrado inicialmente en la institución donde nos oficiamos como docentes de educación superior, en 1973: El CBS, recién llegados a Barquisimeto. Esos niños de ayer, mujeres y hombres hoy, cultivan el legado de la solidaridad y hermandad que el amigo dispensó siempre en la entrega sincera.
Seres especiales son los amigos. Irremplazables. Unicos, cada uno con sus virtudes y defectos. Literalmente: “Cuando un amigo se va… queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo”.
Parafraseando al poeta Inglés Alfred Tennyson, diríamos: ¡Permanece en nuestra memoria, que la amistad perviva para protegerte del horrendo olvido que desata los nudos que nos ataron a la vida, dejándonos inertes con el espantoso frío de un abrazo sin tu cuerpo, pero con el calor del espíritu en la mente¡

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