Petróleo, política y politiquería

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Cuando los precios petroleros suben, al gobierno de Venezuela le gusta atribuirse el mérito. Curiosamente, cuando los precios bajan no tienen nada qué ver. Se debe a maniobras de las transnacionales, intereses del Imperio y sus acólitos y, en general, factores siempre ajenos, frecuentemente conspirativos e invariablemente antinacionales.

En la semana del 17 al 21 de noviembre, la cotización del petróleo venezolano anduvo en 68.97 dólares el barril. El promedio del precio del barril de crudo este año ha sido $ 92.76. El año pasado fue de $ 98.08 y en 2012 de $ 103.42. Son cifras oficiales del Ministerio de Petróleo y Minería. La verdad es que en estos quince años, el gobierno de Venezuela ha manejado varios cientos de miles de millones de dólares ingresados por este concepto, cerca del billón, que en español equivale a un millón de millones. De ese platal se ha dispuesto sin control y muy desordenadamente. Una parte del ingreso se incluye en el presupuesto, y la mayor tajada se va a fondos y diversas cajas, que no son chicas, pero sí negras en cuanto a su opacidad y rojas en cuanto a su dirección al interés partidario.

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Mucho se fía o se regala, más o menos disfrazado, pues es regalo lo que se cambia por abalorios. Parte de lo que vendemos barato es revendido, porque supera la capacidad de consumo de nuestros “clientes”. Se produce menos y se exporta menos. Se importa para atender compromisos internos y externos. Nos hemos convertido en importadores netos de combustible. Se compra combustible a precio de mercado, es decir caro, para venderlo barato. Se endeuda a Pdvsa y a la República. Se pide prestado por cuenta del petróleo. La industria petrolera tiene el doble de trabajadores que en sus tiempos de mejor producción. Aumentan los accidentes en las refinerías, que no están trabajando a 100%.
Ahora quieren echarle la culpa de los problemas fiscales y económicos venezolanos a la caída de los precios, después del inmenso dineral que han gastado. No guardaron en la época de las vacas gordas, ¿se acuerdan del “millardito” y de las “reservas excedentarias”?, y cuando éstas adelgazan la plata no alcanza. ¿Quién paga? No son por cierto los enchufados, sino el pueblo venezolano.

En los años noventa, la década de la crisis que desembocó en el chavismo, el precio promedio de la cesta venezolana anduvo por $ 14.67. Cuando terminaba Caldera andaba por los diez dólares. De 2000 a 2011 fue casi 65 dólares. Y de 2012 para acá, ya lo dijimos al comienzo de este artículo. No hay comparación entre la cantidad manejada por los gobiernos “revolucionarios” con la suma de lo manejado por todos los presidentes anteriores. Todos.

Una política petrolera nacional, con sentido venezolano y visión de Estado, nos hace falta. Para eso hay que superar la trampa de la politiquería financiada con el petróleo de todos.

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