Perfil político de Chávez: La mirada a su ideal político

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Hasta 1998 se aprecia en Chávez que no tiene ninguna definición teórica, afirma el Dr. Agustín Blanco Muñoz, autor de Habla el Comandante

Formó un régimen yuxtapuesto de ideas y personajes como Fidel, Hussein, Lukashenko, Putin, Mao y hasta Che GuevarEn un tiempo se reunió con izquierdistas, visitó a Pérez Jiménez y tuvo un acercamiento con el grupo de Los Notables por su relación con Caldera, que dio el sobreseimientoa los golpistas no por la idea de la pacificación sino porque estaban enfrentados a Carlos Andrés Pérez

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Después de Rómulo Betancourt, Chávez entendió la importancia del petróleo para la política

El Chávez del periodo 1993-94, hasta el 98 cuando estuvimos en contacto, no es un hombre definido en el plano real concreto, sostiene el doctor Agustín Blanco Muñoz, quien lo trató durante esos años para escribir el libro Habla el Comandante.

En esta obra se aprecia que no tiene ningún piso conceptual, ninguna definición teórica, sino que va saltando de un sitio a otro.

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De allí mi discusión larga, tendida, en ese libro respecto a sus tres raíces: ¿Qué nos van a aportar Bolívar, Zamora y Simón Rodríguez para la comprensión del cuadro histórico nacional actual?
Se aprecia que hay una conjunción de corrientes, doctrinas, tendencias… pero no hay nada definitivo en su pensamiento hasta el 98. Es un hombre metido en el positivismo, que le parece bien la tercera vía expresada por el entonces primer ministro inglés Tony Blair y no tiene nada que ver con marxismo, marximo-leninismo, maoísmo, fidelismo.

Recuerdo que en diciembre del 94 sale de Yare y visita La Habana. En el 95, cuando nos reunimos para seguir grabando, hablamos de su experiencia en Cuba y él me manifestó que Fidel lo había tratado muy bien y aunque intentaba ganárselo para su política, sabía que eso de socialismo y comunismo no tenía ninguna posibilidad en Venezuela.

Pero, ya Castro había comenzado a hacer su trabajo sobre un líder que consideraba podría convertirse en puntal de Venezuela.

No hay que olvidar que Fidel viene fijándose en Venezuela desde 1959, que tiene toda participación en la década de los 60 y si saltamos un poquito vamos a conseguirlo en la segunda toma de posesión de Carlos Andrés Pérez, cuando ya tenía relaciones con Venezuela y comenzaba a merodear alrededor del petróleo venezolano.

Castro lamentó la defenestración de Pérez y luego cambia de rumbo para fijarse en las perspectivas de Hugo Chávez, a quien ya en diciembre del 94 invita a su redil y posteriormente vamos a ver cómo Chávez va orquestando en el equipo que dirige Fidel.

En la medida que se produce el acercamiento a Castro, se ve la aproximación a la idea de socialismo.

Fidel lo convence a que frente al capitalismo no hay otra opción que el socialismo y en ese momento-2000-2001-van a ingresar algunos componentes cubanos a la vida nacional.

De un lado a otro

Antes de eso Chávez ya se había interesado por la tesis de Ceresole sobre el caudillo, la Fuerza Armada y el pueblo, aparte de que había habido otras influencias en su pensamiento. Para entonces había sostenido conversaciones con gente de izquierda como Luis Tenorio, Pedro Duno, Douglas Bravo, Teodoro Petkoff, Domingo Alberto Rangel, entre otros.

Conviene señalar que, después de salir de la cárcel, Chávez fue a Madrid para visitar a Marcos Pérez Jiménez porque dentro de su mentalidad, no muy acentuada, entendía que un respaldo que le pudiera dar el ex presidente era muy valioso.

En ese tiempo yo hablo con Pérez Jiménez y le pregunto sobre el particular, respondiéndome: “Yo no le doy apoyo a políticos venezolanos. Ese muchacho estuvo por aquí y le expresé mis puntos de vista de lo que es Venezuela y si él, como dice, va a intentar cambiarla, le deseo la mejor suerte”.

Conexión con los notables

En su búsqueda de llegar al poder, Chávez tocó muchas puertas y debemos referirnos a las relaciones que mantuvo con Arturo Uslar Pietri, las cuales hay que verlas a partir de la conexión que tiene él con Rafael Caldera. Este es un capítulo importante contenido en mi libro Habla el Comandante (página 82). Su testimonio es que Caldera es un hombre del 4 de febrero del 92.

Caldera, junto con otros notables, entre los cuales se encuentra Uslar Pietri, forman parte de la conspiración del 92 y esto se explica a partir del propio ofrecimiento que le hace Caldera a Hugo Chávez, preso en Yare, para que simplemente se convierta en aspirante a la presidencia de la República; es decir, que sea su sucesor, con una condición: al salir de la cárcel proceda a hablar bien del gobierno y hacer una campaña montada justamente sobre la idea del buen gobierno que habría estado haciendo Caldera.

Esto empalma con el sobreseimiento hecho a los golpistas, no con la idea de pacificación, sino porque se trata de una gente que estuvo comprometida con Caldera en su propósito de juntarse con quien estuviera enfrentado a Carlos Andrés Pérez y los adecos.

En todo esto se está viendo la política practicista, muy propia de la concepción que tiene Hugo Chávez, y que va a desarrollando paulatinamente hasta que Fidel Castro lo convence al socialismo y comienzan a llegar al país unos teóricos como Heinz Dietreich y Marta Harnecker, que le van a profundizar la idea del socialismo.

Es cuando comienza a pensar en el Bolívar y el Cristo socialistas. Y así, sucesivamente, se convence de que no hay otra salida al socialismo distinto al que había existido hasta ahora y se denomina socialismo del siglo 21.

El petróleo como arma política

Chávez, en el campo del petróleo, fue un buen alumno de la escuela de Rómulo Betancourt, primer político que entiende en profundidad el significado del petróleo en la política venezolana, latinoamericana y mundial: abre campos más allá de lo que se ha pensado hasta el momento.

En ese sentido, con instintos políticos más que conocimientos, comprende que es necesario hacer una política alrededor y casi enteramente del petróleo, para juntarlo a una política de orden tradicional libre positiva y a partir de allí hacer los planes concretos.

Eso explica la lucha por subir los precios del petróleo y por lo tanto no le importó con quién reunirse o los pactos para lograr el aumento en el valor del crudo, que lo dejó Caldera en siete u ocho dólares.

Es una política que se considera correcta. El problema no es ese sino que cuando el petróleo se dispara hasta llegar al punto que lo encontramos en el momento-cien dólares el barril- es qué hacer con ese almacén de dólares a lo largo de tres lustros.

Razona que en el petróleo, principio y fin de nuestra economía, se apoyó Chávez para lograr lo que llamó la democratización de la distribución del reparto petrolero, que en algo se ha visto en las llamadas políticas sociales cuyas bases son las misiones.

De pensamientos y personajes

Cuando ya su vinculación es sumamente notoria con Fidel se toma el lema cubano de patria y muerte y le agrega la palabra socialismo, a partir del triunfo que obtuvo sobre Manuel Rosales, el 6 de diciembre de 2006. Pero, este eslogan causó algún malestar en las fuerzas armadas, e inclusive en alguna gente del Partido Socialista Unido de Venezuela que no era afecta a la llamada revolución cubana.

Chávez tuvo que hacer un trabajo de ablandamiento sobre la figura de Fidel Castro que, como sabemos, tuvo mucho rechazo en Venezuela desde los tiempos de la lucha armada, las invasiones por parte de cubanos a las montañas del país y la participación en general que tuvo Cuba en ese período conocido como la lucha armada.

Posteriormente, cuando al Presidente de la República le diagnostican la enfermedad en 2011, comienza a tambalear el “socialismo, patria o muerte”, para convertirlo en Socialismo, patria y viviremos. Se deja de saludar a la muerte para saludar a la vida.

Observa que estos cambios, sin un basamento teórico, se sustentan en una constante durante estos años de Gobierno: una política donde se han yuxtapuesto pensamientos, figuras e imágenes.

Las misiones, el vínculo con los pobres

Las misiones sociales para ayudar a los sectores más vulnerables de Venezuela se convirtieron en la conexión material y emocional entre los pobres y el fallecido presidente Hugo Chávez, quien impulsó así su obra más reivindicada y altamente costosa, pese a una eficacia muy cuestionada.

Aconsejado por el líder cubano Fidel Castro, Chávez lanzó en 2003 las primeras misiones para afrontar una peligrosa caída de su popularidad, que se había cristalizado en un fallido golpe de Estado en 2002 y en la preparación de un referendo revocatorio de su mandato, que finalmente derrotó en 2004.

Con el apoyo de miles de especialistas cubanos que llegaron al país como parte de la alianza Caracas-La Habana, el mandatario lanzó el programa pionero Barrio Adentro para la atención primaria de salud en las zonas más pobres, y luego el plan de alfabetización Robinson.

Hasta su fallecimiento se aplicaron más de 30 misiones en áreas como salud, educación, alimentación, deporte, empleo, vivienda, agricultura y seguridad.

 

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