Pensar – Medio Oriente, árabes e Islam (3/3)

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Así como no todos los países del Medio Oriente son árabes, ni los árabes están solos en el Medio Oriente, tampoco todos los árabes son musulmanes, como es el caso de Siria o el Líbano, donde una tercera parte de la población es cristiana, ni tampoco es cierto que solamente los árabes son islámicos ya que en Irán, Turquía, Afganistán, entre otros, siendo culturas distintas profesan el islamismo. Los árabes como integrantes de la comunidad musulmana mundial son solo el 17 % del conjunto.
Debemos decir que el islamismo representa una de las religiones de mayor devoción a Dios, de amor al prójimo, el Corán es más que un libro religioso, es un tratado filosófico, pero también de recomendación sobre el comportamiento cotidiano del hombre. Islam literalmente significa «sometimiento a la Voluntad de Dios». No hay jerarquía religiosa en el Islam, ni curas ni ministros ni decanos ni papas. Cuando un musulmán reza, reza directamente a Dios, no a través de un intermediario. Los pilares fundamentales del Islam son: declaración de la fe, la oración, el ayuno (durante el mes de ramadán del calendario lunar Islámico), la limosna y la peregrinación (a la Meca una vez en la vida, si se puede). El concepto de guerra santa no es un concepto islámico. Esta denominación nace en la época de las cruzadas cristianas. El término árabe Yihad es traducido erróneamente como guerra santa. El Islam contempla el legítimo derecho de defensa para el creyente, en el caso que considere en peligro su familia, su credo, su patria (independientemente donde viva) o su honor. El Corán habla del derecho de defensa, pero insta al creyente a no contarse entre quienes inician un conflicto. El Islam no apoya el terrorismo en ninguna forma.
La cultura árabe llega al continente americano a través de España que recién salía de siete siglos de dominación árabe, formando parte de nuestra vida y convirtiéndose en el cuarto elemento étnico que junto a las culturas aborígenes, europeas y africanas nos conforman. Quién no ha disfrutado de la lectura de Las Mil y Una Noche, Simbad el Marino, Aladino, Ali Baba y los Cuarenta Ladrones, qué filósofo, digno de serlo, no ha estado influenciado por AbicenaAberroes y Ben Jaldún. En cuáles de nuestras calles no nos conseguimos con un bazar o un almacén. En la gastronomía: el azúcar, la zanahoria, la albahaca, alcaparra. En las matemáticas y la enumeración: el álgebra, la arroba. En la toponimia: Guadalajara, Medina. En la política y la administración pública: alcalde, alguacil. En los útiles del hogar: alfombra. En el trabajo: albañil, en fin se calcula la existencia de unos cuatro mil arabismos en nuestro idioma español que más que un asunto lingüístico es en realidad, una herencia cultural y material.
Todo esto no representa la intención, por mi parte, de enarbolar como superior a la cultura árabe y la religión islámica, sino una humilde reflexión sobre su significado en la historia y la actualidad mundial, que lamentablemente poco se conoce, y como respuesta a lo que considero un ataque directo a pueblos, que como el nuestro, han sido, ayer y hoy, víctimas de agresiones armadas y de campañas deformadoras de la verdad. Más aun en el contexto de una nueva agresión contra el pueblo de Palestina por el sionismo israelí, que a pesar de ser repudiado por casi todo el mundo, nada se hace en concreto por terminar con esta política genocida.

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