Una tragedia familiar fue lo que ocurrió la madrugada de este sábado en el sector Brisas del Norte 2, a la altura de la avenida Circunvalación de Barquisimeto, cuando unos sujetos se apersonaron al último rancho de la zona, en lo más alto del cerro, entraron y le cayeron a tiros a un hombre y a su hijo.
El hecho se desarrolló aproximadamente a las 12:30 a.m., cuando sujetos a bordo de una motocicleta subieron por una zona muy empinada. Pasaron la cerca de alambre de púa de la casa construida de bahareque, tocaron la puerta en reiteradas oportunidades y con mucha fuerza.
Al rato, Keyber Jiménez, de 19 años, abrió la puerta, los sujetos lo gritaron, y de una vez descargaron un arma de fuego en su contra, propinándole disparos en el pecho y la cabeza.
Al otro extremo del rancho, en una cama individual se encontraba su padre, Wilmer Pastor Jiménez, de 42 años, conocido como “El Mime”, a quien también le dispararon en reiteradas oportunidades, acabando con su vida de manera inmediata.
Los sujetos emprendieron huida en la moto que andaban y los vecinos del sector se sorprendieron al escuchar las detonaciones.
En principio se tiraron al piso en prevención, pero minutos después salieron de sus viviendas para saber que había ocurrido, fue cuando vieron a Keyber, tirado en el piso y sangrando mucho. Él no había perdido el conocimiento, sabía lo que estaba pasando.
Dos muchachos de la zona lo alzaron en peso y lo bajaron del cerro hasta orillas de la Circunvalación, momento en el que detuvieron un carro particular que pasaba por ahí y le pidieron el favor de llevarlo hasta el Hospital Central Antonio María Pineda.
Otro grupo de personas se metió al rancho y aunque quisieron salvarle la vida a El Mine, fue imposible, pues ya había fallecido, lamentablemente.
Hasta el último minuto
Los vecinos del sector amanecieron afuera del rancho, acompañando el cadáver de Jiménez, aún con la preocupación por el estado de salud de su hijo.
“Me duele la cabeza porque no dormí nada. Pastor era tan bueno, no se metía con nadie, lo de él era ayudar a los demás”, comentó una mujer sentada sobre una piedra debajo de una mata que le propinaba sombra.
Según ella, la mayoría de los ranchos de la zona los construyó el hoy occiso, “ese amanecía arman- do todas estas casas. Anoche estuvo bebiendo hasta tarde con unos amigos pero sin meterse con nadie, lo que sí es que siempre defendía a su hijo que andaba en malos pasos”, explicó la dama quien prefirió resguardar su identificación.
A las 09:25 a.m., de ayer, llegó una joven, subió por el cerro de tierra, gritando: “papito.. papito.. ¿por qué? tú no”, era una de los cuatro hijos del hoy occiso.
“”Papá, yo lo amo. Dejenme verlo… ay mi papá, despierta… párate de ahí”, expresaba en medio del incontrolable llanto que manifestaba.
“Siempre decía que prefería lo mataran a él antes que a su hijo”. La muchacha era incrédula ante lo ocurrido. Para ella la muerte de su padre era un sueño del que quería despertar pero no era así, era la cruel y triste realidad por la que estaba pasando.
Todos conocidos
En el sitio del suceso se aconglomeraron muchas personas que residen por ahí. Todos lamentando la muerte de Wilmer Pastor y aseguraron también que lo ocurrido fue por problemas de su hijo, quien se debate entre la vida y la muerte en los pabellones del Hcamp.
“Aquí todos nos conocemos, nadie se mete con otro. Es mas, dormimos con las puertas abiertas a pesar de la oscuridad en la calle”, indicó la mujer de piel canela sentada sobre a piedra.
“Cuando se nos iba la luz, quien la arreglaba era el Mime”.
¿Por qué mi hijo?
Luego que los funcionarios de la División de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de Lara realizaron la inspección en el sitio, recabaron pruebas y levantaron el cadáver, lo llevaron hasta la morgue.
Ahí estaba la madre del fallecido, también inconsolable por el dolor que sentía. “Hubiesen matado a su hijo pero a mi hijo no”, en referencia a Wilmer Pastor y a Keyber.
