Para recordar: “En ningún otro hay salvación, porque no hay otro Nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12)
Fe de errata: En artículo publicado en este Diario EL IMPULSO, 27/02/13, p.A2, titulado “Rodilla en tierra”, debimos haber escrito que: Ante José, segundo del reino, por orden del faraón debía doblarse toda rodilla (Génesis 41:43). Por otro lado, los tres amigos de Daniel no se arrodillaron frente a una imagen, pero, del profeta no se sabe dónde estaba en ese momento (ver Daniel 3).
Por lo anterior: “Errar es de humano, corregir es de sabios”. Ante algunas necesidades, los errores y la muerte, somos iguales todos los seres humanos.Según la wikipedia, para el año 1870 d.C., se estableció el término: “Infabilidad papal”. Y significa que un Papa no se equivoca. Pero, aún los elegidos con los mejores perfiles y preparación para ser Papa, están sujetos a cometer faltas. Es más, el fallecido Juan Pablo II pidió perdón de los errores cometidos por la Iglesia Católica a lo largo de la historia.
Por su parte, Sánchez, E., (s/f) citó de Mosheim Eclesiatical History, p.113, para indicar que en el año 503 el rey Teodórico decretó: “El pontífice Romano fue constituido como juez en lugar de Dios, y que él ocupaba en esta tierra el cargo de vice regente del Altísimo” (Compra la verdad y no la vendas, p.5). Aunque fue en el 538 d.C., cuando se nombró oficialmente el primer Obispo en Roma, tras el derrocamiento de los Ostrogodos.
Tal vez por los errores, o los retos, en los Cónclaves se hace bien difícil elegir los papas. En esta ocasión, el 13 de marzo 2013, se nombró un nuevo Papa: Jorge Mario Bergoglio, Francisco I, y según EL IMPULSO, 10/03/13, p.A8, le espera enfrentar problemas de: “Corrupción, pugnas políticas internas y hasta disputas por territorio tras filtración de documentos papales en 2.012”. Unido a inconvenientes de pederastia, alarmante migración de feligreses, entre otras dificultades.
Hasta ahora ¿sabe usted que significa: Vicarius Filii Dei, o Deux Cleri? Antes de hablar del valor que origina la suma de cada letra en números romanos, nos inclinaremos a lo que representa dicho nombre.
La Biblia es la Palabra de Dios y en profecías como Daniel 7 y Apocalipsis 13, por ejemplo, Dios dictó a los profetas el vocablo bestia(s) y se refiere a un poder, a un reino, y no tiene intención de insultar a nadie. Además, es muy complejo aplicar el término a un dirigente, a un poder, a un presidente, o a un Papa, que llamen: “Bueno, sencillo o humilde”.
Según el Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, entre los siglos XVII y XVIII, al interpretar Apocalipsis 13, se atribuye a Andreas Helwig, como uno de los pioneros en señalar que Vicarius Filii Dei significa: “Vicario de Dios en la tierra” o, “Representante fiel de Dios en la tierra”; también se menciona que a dicho poder le recae el 666, referido en la profecía del mismo capítulo (p.124).
En la página, http://www.contestandotupregunta.org/Usaba_papa_666_corona_1.html, encontramos algunas expresiones como: “Nosotros ocupamos en esta tierra el lugar de Dios Todopoderoso” (dijo León XIII); “El Papa es el Vicario de Cristo, incluso de Dios mismo. No sólo se le ha confiado el dominio de la iglesia sino el gobierno del mundo entero…” (Papa Inocencio III, Giovanni Lotario di Segni, 1198-1216); “Cristo y el Papa, son uno solo, como cabeza de la Iglesia” (Pio XII, Encíclica “Mystici Corporis” del año 1942), entre otras.
Por todo lo anterior, hay una GRAN diferencia entre Cristo Jesús y cualquier ser humano; sin importar si la persona haya sido buena, “santa”, filántropo; porque somos: finitos, mortales, sujetos a errores y si fallecemos, no vamos al cielo inmediatamente, sino a la tumba; por ello creemos en la resurrección, como lo hizo Jesús al vencer la muerte, al tercer día y lo mencionamos en artículo pasado, en este mismo Diario (EL IMPULSO, 13/03/13, p.A2).
La Biblia, hablando de Cristo, dice: “En ningún otro hay salvación, porque no hay otro Nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12). No hay ningún humano que pueda ocupar el lugar de Cristo, sea quien sea; Él es el único Santo, Rey de Reyes, digno de abrir los libros celestiales y “juzgar a vivos y muertos” (ver Apocalipsis 5 y 20:12).
