#Opinión: Picasso y Van Gogh ( y II) Autor: Esteban Castillo

-

- Publicidad -

Pero, ¿cómo fue la vida de Vincent van Gogh? Trataré de situarme en su ciudad natal, Groot-Zunder, Holanda. País frío, de religión protestante. Nació Vincent Van Gogh el 30 de marzo de 1853. En sus primeros años no dio razón de pensar que iba a ser artista, a pesar que habían familiares ligados al arte, de pronto, por recomendación de su tío va a comenzar a trabajar en una galería. Ya es un adolescente. Muy rápido está en la sucursal de Londres, es en esa fría y gris ciudad, en la cual tiene una de las primeras decepciones amorosas.
Al poco tiempo es despedido de la galería ya que no sabía tratar a los clientes. Profesor de francés. Regresa a Holanda y se orienta en el camino de lo espiritual. Se hace pastor protestante y es allí, en ese ámbito, donde conoce ese mundo de la miseria. Descubre como viven esas gentes con hambre y en habitaciones lúgubres y oscuras, y, prontamente, se va interesando por el arte. “Los comedores de papas” es uno de sus primeros cuadros con tema social. Cuadro dentro del espíritu de la escuela holandesa, de colores oscuros, marrones y sepias.
Ahora tiene 27 años, quiere ser pintor. Va de viaje a París. Su hermano Theo trabaja en una galería y es allí donde descubre los colores luminosos de los impresionistas. Quiere bajar a Árles, en el sur de Francia. Tiene el sueño de fundar una comunidad de artistas. Es una gran utopía. Es la invitación a Paúl Guaguin para que venga a pintar en Árles. Ha pintado: Los girasoles y muchos cuadros, como un homenaje para recibir a su amigo. Ha dibujado a las personas sencillas.
Inmediatamente, son los conflictos con su amigo. Son los estados depresivos, sin embargo, hay algo muy importante, es el gran deseo de pintar. Pinta con pasión y realiza muchas obras. Ya se ha cortado parte de la oreja izquierda, para regalársela a la prostituta Rachel. Sus correspondencia a su hermano Theo son testimonios de su vida; cartas de un hombre que sufre, pero al mismo tiempo es el intelectual, habla de pintura, de libros, analiza y reflexiona sobre el arte. No vende. Envía cuadros a su hermano, y él le envía algo de dinero. Come poco, toma licor y mucho café, fuma demasiado. Pinta en la noche, los cafés, los bares, pinta el cielo estrellado, su cuarto, su silla… Tiene una gran soledad. Las depresiones aparecen y es internado.
El colorido es de gran riqueza. Los cuadros se llenan de colores luminosos con mucha pasta y reflejan el sol y la luminosidad del sur de Francia. La soledad lo invade, no ha conseguido pareja y se acerca a las prostitutas. Son momentos difíciles, pero pinta con furia como si él conociera hacia dónde se dirige. Va directo a las crisis, a los estados sicóticos, pinta, dibuja y escribe; regularmente, en una hora hace un cuadro, más de treinta en un mes. Sigue sin vender, ni tiene una compañera para pasar el tiempo, y que lo acompañe, es tildado de loco, “el loco de la casa amarilla”.
Sus cartas son evidencias de un hombre en conflictos; al mismo tiempo es un creador que está desesperado, que quiere fijar sus emociones, que desea dejar escrito sus comentarios, sus vivencias, sus sueños, sus proyectos… a veces, loco, triste, depresivo, nostálgico… a tiempo, una gran lucidez y optimista, de repente se acerca “la hora”. Tiene temores. Conocedor de la pintura, amante del arte del pasado, en el sanatorio volvió acercarse a Rembrant, Millet y Delacroix e hizo varios cuadros a partir de grabados, algunos recordando las estampas japonesas, las cuales lo habían nutrido tanto al comienzo cuando pasó por París… de repente, un tiro en el pecho y la agonía de dos días y muere, el 29 de julio 1890. Su hermano Theo vino a estar con él. Theo murió seis meses después. Vincent vanGogh sólo vendió un cuadro en su dramática vida… pintura titulada La viña roja (1888) y uno de los últimos.
A comienzos del siglo veinte gracias a su cuñada, su obra y, sobre todo, sus cartas, las cuales, dieron a conocer las mundologías, sueños y las pinturas de Van Gogh. El hombre que fue un fracasado en varios trabajos y en el amor, no logró tener pareja. Gran conocedor del arte, hablaba inglés, francés y holandés, pero no aprendió el idioma del amor, o mejor dicho, la técnica de cortejar a una dama, solo supo manejar los colores con fuerzas y con una gran sensibilidad.
Murió a los 37 años dejando muchos cuadros, que hoy para ironía de la(o de su vida) son cotizados en miles de dólares.

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

- Publicidad -

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -