#opinion: Nerón y discapacidad por: Marcial Roseell

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Los emperadores romanos, pretendiendo igualarse con los dioses, escondían desesperadamente sus defectos físicos. El pueblo les perdonaba menos una verruga que un crimen. ¡Lo que no habrá hecho Julio César para disimular su calvicie! ¡Lo que no habrá inventado! Terminó por arrancarle a los Cenadores una ley que lo autorizaba a usar en forma permanente una corona de laurel. Octavio Augusto se sometió a la tortura de una ortopedia de caña, que con el pretexto de ser muy friolento, ocultaba invierno y verano bajo tres o cuatro túnicas, sólo porque lo aquejaba una leve cojera. A Vespasiano, un cómico le hizo  en pleno teatro, delante de todo el mundo, una broma soez a causa de que tenía siempre un rostro congestionado como si tuviera evacuando el vientre.
Nerón, tímido, sensible, amenazado por rivales poderosos, debió mantener en secreto su miopía. En el circo, aislado en su palco, no podía distinguir si los pulgares de la multitud apuntaban hacia abajo o hacia arriba.  Los cortesanos los miraban, aguardando su decisión. Contrariar la piedad del populacho, es menos peligroso que contrariar su sed de sangre. Nerón decretaba la muerte de atletas y gladiadores y así se hizo la fama de cruel.
Exquisito amigo de sus amigos, le gustaba agasajarlos por su propia mano, servirles de comer y de beber; pero a cada rato equivocaba los frascos, confundía los ingredientes, creía darles vino y les daba veneno. De ese modo estúpido, despachó a seres a quienes adoraba; pero no podía llorarlos: tenía que sonreír con una sonrisa pérfida, hacer creer que era un crimen lo que había sido un error de miopía. A sus espaldas, todos lo tildaban de asesino.
Cierta vez en la calle, desde una litera, una mujer lo llama con un ademán que él cree insinuante. Corre, la abraza. Entonces descubre que es su madre, Agripina. El pueblo, testigo de la escena, lo cree incestuoso.
Otra vez le parece ver entre la muchedumbre, a una joven idéntica a la difunta Popea. Ordena en voz alta que le traigan a esa muchacha. Cuando ella se aproxima, Nerón cae en la cuenta  que no es una mujer sino Sporus, un mancebo con los cabellos largos a la moda alejandrina; pero los cortesanos toman al pie de la letra las palabras del emperador, transforman a Sporus en una muchacha y durante años Nerón se ve obligado a hacerle el amor a ese monstruo.
Lo mismo sucedió con todo el resto: el incendio de Roma, las persecuciones a los cristianos, la larga serie de arbitrariedades, de locuras y de caprichos que Tácito enumera como la obra de un depravado y Suetonio expresa que fueron equivocaciones de un corto de vista. Con respecto a lo expuesto y otros sucesos más, se han escrito novelas y realizado películas de todo género, principalmente humorístico; pero al igual que los desastres, Roma, siguiendo el ejemplo de Grecia, también contribuyo al progreso del mundo, muy en particular en lo legislativo, dejándonos un vocabulario todavía de uso común.

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