#Opinión: El huésped de Fidel Por: Pedro D. Tua

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La historia venezolana posee episodios de indiscutible singularidad, que rayan en lo increíble, propios del realismo mágico novelesco con ese ingrediente casi fantástico que posee nuestra cultura latino-americana. Uno de esos episodios fue lo sucedido en septiembre de 1945, cuando en medio de una severa crisis política el gobierno del presidente Isaías Medina Angarita nombró como su candidato presidencial en las próximas elecciones a Diógenes Escalante, diplomático venezolano en Estados Unidos.

Escalante era el candidato del consenso y quien garantizaba una transición pacífica aún cuando había ocupado los más altos cargos en la era post-gomecista y se le asociaba como una ficha más del modelo andino continuista. Era el candidato sobre quien se aglutinaron las voluntades del partido de gobierno PDV y los líderes de los partidos de oposición, entre ellos una novel Acción Democrática.

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Sin embargo, un hecho casi fantástico dio al traste con todo el avance sobre su candidatura. De forma repentina, y estando ya en Venezuela cumplimiento con los compromisos propios de quien ocupará el cargo más importante dentro del gobierno, Diógenes Escalante comenzó a mostrar signos de demencia; esto se evidenció de forma crítica e irreversible el día 3 de septiembre de 1945 cuando fue citado para una urgente reunión en el Palacio de Miraflores con el Presidente Medina, ministros y parte de la dirigencia del partido PDV Escalante estaba sumido en una crisis, mantenía una conducta errática, decía y pronunciaba frases incoherentes. Su secretario privado, Ramón J. Velásquez, informó al presidente sobre la situación y se nombró una junta médica que certificó que Diógenes Escalante había perdido la razón y por tanto estaba inhabilitado para asumir la Presidencia de la República.

Ese hecho fue una desgracia para el partido de gobierno, quien nombró en sustitución de Escalante a Ángel Biaggini, pero esta candidatura no tenía adhesión ni en las filas del PDV Y el 18 de Octubre de 1945, un golpe de estado, con la participación de Acción Democrática, derrocó del poder al presidente Isaías Medina Angarita, quien fue sacado al exilio junto con las cabezas más notables de su gobierno, entre ellos un personaje silente el cual aspiraba a la presidencia de la república y sobre quien, con el pasar del tiempo, han recaído sospechas de haber “producido” el lamentable episodio de Diógenes Escalante, me refiero a Arturo Uslar Pietri.

Ese evento, increíble, solo podría compararse con lo sucedido actualmente, momento en el cual el presidente sufre una lamentable enfermedad que lo pone en entredicho para asumir el cargo al cual se postuló. A diferencia de aquel momento, hoy no se conoce de ninguna junta médica que certifique si el presidente Chávez está en condiciones de asumir nuevamente la presidencia el 10 de enero o en una fecha posterior tal como establece la Constitución.
En el instante en el que escribo estas líneas sólo se sabe que, con Diosdado Cabello en la cabeza del parlamento y Nicolás Maduro en la vicepresidencia, no se declarará la ausencia absoluta del presidente Chávez, en su lugar se decretará ausencia temporal, pues los dirigentes del PSUV, evidentemente, necesitan tiempo. Todo ello contradiciendo de hecho la voluntad del comandante Chávez quien de forma clara, al anunciar al país de la reincidencia de su cáncer y su inminente operación en Cuba, declaró: “Si, como dice la Constitución, se presentara una causa sobrevenida que a mí se me inhabilite, óigase bien, para continuar al frente de la presidencia de la república bolivariana de Venezuela… mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que en ese escenario que obligaría a convocar como manda la Constitución de nuevo a elecciones presidenciales…”

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Pero en boca de los dirigentes del PSUV la juramentación, la cual ordena la Constitución, y sobre la cual hizo alusión el mismísimo Chávez es un mero trámite que no puede estar por encima de la voluntad del electorado. Me pregunto ¿quién decretará la ausencia absoluta del presidente?, ¿cuándo?, ¿cómo? Mientras sigue convaleciente en su auto-exilio en Cuba y siendo huésped estrella de Fidel Castro, ¿quién le pondrá el cascabel al gato?

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