#Opinión: Capitalismo Lunar – Gobernabilidad Autor: Alexei Guerra Sotillo

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La palabra gravita en el ambiente, en este aire denso y espeso que se respira en el país. Revolotea como un zancudo que viene y va, se aleja y se acerca, desde una cotidianidad perturbada por la interpretación que se realiza de los comicios del 14 de Abril. Diversas lecturas emergen justamente y denotan esos dos países que hoy tenemos, o que algunos convenientemente pretenden bosquejar. Una lectura, una parte del país, se asume ganadora, socialista, revolucionaria, chavista; no hay necesidad de cambiar, de modificar en nada el proyecto de construcción de un Estado hegemónicamente controlador de la economía, políticamente autista ante cualquier crítica o reclamo popular. Dicen: “nosotros somos el pueblo, somos el Estado, somos los únicos legítimos representantes del sentir soberano de la gente. El resto, apátrida, golpista, traidor, engañado, no tiene derecho a ser siquiera escuchado ni tomado en cuenta, y ya pudiera irse del país.”
Otra lectura, otra parte del país, no reconoce el veredicto de un Consejo Nacional Electoral, no sólo por lo estrecho y cerrado de la diferencia entre Maduro y Capriles, sino por las evidencias y pruebas de que las cuentas finales son otras, y de que el cúmulo de irregularidades, denuncias y actos de descarada obstaculización y ventajismo alentados desde el aparato público-partidista-militar son suficientes en cuantía y proporción para darle cabida a una duda razonable, que impide a estas horas un reconocimiento y aceptación de los resultados. Esa mitad exige reconteo de votos, protesta, rechaza esa proclamación apuradita y rauda de Maduro, y se hace sentir simbólicamente, tocando cacerolas.
Pero una lectura que va más allá del análisis estrictamente matemático-electoral, indicarían el debilitamiento y decrecimiento de la otrora fortaleza política del oficialismo en manos de un candidato, hoy Presidente proclamado, incapaz de mantener cohesionados a los seguidores del proceso, con menos liderazgo y más poder fáctico y llano del Estado, y por el otro un crecimiento sostenido de un Capriles, que parece haber capitalizado y encarnado un sentimiento de cambio, de transformación y superación de un modelo político-económico que ha demostrado su incapacidad para solucionar los problemas del país.
No es la de Maduro la actitud de un Presidente ganador, pero en una elección estrecha y con un margen que aun hoy tiene al país al borde de una aguda crisis política y social. Su discurso, radical, intolerante, refugiado en las manidas etiquetas confrontacionales heredadas del verbo de Chávez, no son precisamente las de un estadista, o un dirigente político sensato, ni siquiera las de un político de calle con algún sentido de la lógica y la prudencia. Mientras, Henrique Capriles, ha sido muy firme y contundente en su reclamo, en su postura de no reconocer al ganador, a quien llama “ilegítimo,” mientras hace un llamado a la protesta pacífica y articula su reclamo jurídico ante la instancia respectiva.
Soy de la idea de que el pasado Domingo 14-A hemos cruzado un punto de inflexión, de un país cansado, extenuado de imposiciones, de amenazas y sobre todo de discursos vacíos e incapacidad e ineficiencia para crear un clima de consenso, de paz, de concordia, de tolerancia y diálogo que exige, demanda, pide cambios, pide instituciones al servicio de toda la sociedad y no de un partido político, pide un gobierno que deje de culpar e inventar conspiraciones y se dedique a gobernar sin estigmatizaciones ni desprecios, que entienda que sin acuerdos institucionales con empresarios, con gremios, con sindicatos, universidades, productores, emprendedores, intelectuales, estudiantes y sociedad civil, este país no podrá superar el complejo cuadro económico que se avecina.
Esperemos que las horas cruciales que transcurren en este país ansioso y con deseos de superar esta división y confrontación, junto a sus liderazgos y dirigentes, hagan que la gobernabilidad, sea hoy menos una dramática, compleja interrogante e imposibilidad, y más una viable realidad.

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