#opinion: A María Hortensia Zapata (QEPD) por: Amanda de Victoria

“Las cosas mejores y más hermosas del mundo no pueden verse ni tocarse… pero se sienten en el corazón” (Helen Keller)
La anterior frase me trae a la memoria a quien se ha ido dejando múltiples recuerdos, momentos de alegría, su ejemplo, su constancia, su amor al trabajo, a sus compañeros, su  solidaridad, optimismo, coraje, inteligencia, humildad e inolvidable cariño.
Hace apenas unos días María Hortensia despedía el año en compañía de Ángela en casa de la amiga Dilcia. Nada parecía tormentoso en el horizonte: Brindis, abrazos, las uvas del tiempo, luces, pólvora, cohetes, sueños  y entre lágrimas y risas  el último adiós se daba al Año Viejo…
Después de estos momentos  de alegría y esperanza la realidad volvía a recordar que  había que seguir luchando  y rezando por la querida periodista a quien aquejaba una  enfermedad. La fe siempre está presente en quien se enferma y en quienes están a su lado;  tal vez aferrados a ella para evitar aceptar la dura verdad. Pronto llegó la noticia entristeciendo el corazón de la gran familia EL IMPULSO. Entre arrebatos  y torbellinos la muerte se  llevó a la querida periodista, que se ha quedado  detenida en el recuerdo, dormida tranquila y serena, arrullada por el crepúsculo de esta ciudad que se desangra y derrama cada tarde bajo el cielo, en regueros de espléndidos colores. Se fue María Hortensia dejando su luz y sus ejemplos estampados en cada rincón del periódico. Trabajó segura de que en la vida -no nos hace grandes cuánto hacemos,  sino cuánto amor ponemos en lo que hacemos.-
El camino de la vida nos lo entrega el cielo desde que nacemos, nosotros nos encargamos de allanarlo y de  sembrarlo. Nacemos, caminamos por el tiempo que Dios decida mantenernos en este mundo. Unos llegan, otros se van; unos ríen, otros lloran. La vida es apenas una gota de rocío, el resplandor de un rayo, un suspiro, una llamita al viento, un soplo y luego ¡nada!
De Caracas a Barquisimeto cargada de ilusiones viajó María Hortensia y aquí se quedó enamorada de la ciudad. El IMPULSO ha sido para muchos de nosotros  puerta abierta a la oportunidad, universidad de los anhelos, apoyo, estímulo, confianza, posibilidad. Con fe supo enfrentar sus imposibles. Quiso y fue muy querida y apreciada. Humildemente fue feliz en su mundo y su trabajo. “Quien ama lo que hace y se siente amado por quienes trabajan con él, puede llegar a ser más divino entre tanto amor como -dijera Robert Browning que un Dios sin amor entre sus mundos”.
María Hortensia batalló en varios campos, supo vencer cualquier cantidad de obstáculos con inteligencia. Viajes, maletas, carreras, sonrisas, estrés, charlas, cursos, talleres etc., amigos y  familia fueron su mejor aventura de vida.
Recuerdo en este instante pensando en ella, parte del poema “Voy a dormir” compuesto por Alfonsina Storni:
Dientes de flores, cofia de rocío,
Manos de hierbas, tú nodriza fina,
Tenme puestas las sábanas terrosas
Y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
Una constelación; la que te guste;
Todas son buenas; bájalas un poquito.
Déjame sola; oyes romper los brotes…
Te acuna un pie celeste desde arriba
Y un pájaro te traza unos compases…
San Agustín decía que el mundo es un dechado bordado por Dios al revés para que los veamos nosotros al derecho desde abajo. Es ley que en algún momento nos llamará a trabajar a su lado por la paz de nuestra alma y por la felicidad del mundo. Cuando lleguemos al ángulo final entenderemos que es preciso morir como lo es  que la semilla sea enterrada para que nazca un nuevo brote. Cuando lleguemos al vértice final iremos a los campos de nirvana  en donde nada perturba, todo es alegría y la única música que escucharemos en total armonía será por siempre  el himno de la eternidad.
Todo lo que hizo nuestra querida amiga ha quedado en suspenso ante su partida. Se fue como dice su amiga Ángela a realizar su mejor reportaje y a recordarnos desde el umbral del cielo que aprovechemos el día de hoy, lo único que tenemos seguro, porque mañana es solo un adverbio de tiempo…
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