24 horas estuvo en agonía José Antonio Escalona Herrera, de 43 años, quien murió la noche del lunes, luego que el pasado domingo fue atropellado por un motorizado, cerca de su casa, a una cuadra de la plaza Bolívar de Sanare, municipio Andrés Eloy Blanco.
La hermana del difunto, Ana Herrera, estaba sumergida en el llanto. Su dolor era muy fuerte por la pérdida del mayor de los hermanos y confesó no tener dinero suficiente para las atenciones que requería. “Él murió porque no teníamos dinero para hacerle las placas que pidieron los doctores para operarlo. Solamente el traslado de la ambulancia hacia la clínica salió en más de dos mil bolívares”.
Según lo que la dama narró, Escalona Herrera iba caminando desde la entrada hacia el campo en Sanare para su casa, momento en el cual un grupo de motorizados hizo “caballito” y lo atropelló e inmediatamente se dio a la fuga al ver lo ocurrido. “Un amigo de él que es mototaxista lo llevó hasta el Hospital donde lo atendieron”.
Estuvo consciente durante una hora, aproximadamente, después lo trasladaron al Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto, donde fue atendido y le diagnosticaron fractura en el cráneo. Posteriormente los galenos le mandaron a hacer una placa pero no tenían el dinero.
“Cuando conseguimos la placa era muy tarde; el doctor dijo que de abrirlo podía sufrir un derrame, si quedaba con vida estaría en estado vegetal. Gracias a Dios aquí en Barquisimeto está la Casa del Abrigo que nos apoyó mucho pero ahora el problema es para trasladar el cadáver hasta Sanare, pues nos cobran 35 milbolívares”.
Cabe destacar que esta es la segunda vez que la familia pasa por una tragedia similar, pues hace tres meses, el segundo de los tres hijos de José Antonio Escalona Herrera, de tan solo 17 años, fue arrollado por un camión 350, “y hasta ahora no ha habido justicia por lo cual no creemos en las leyes venezolanas”.
Además, Ana Herrera, puso de ejemplo que hace siete meses salió de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) donde permaneció por varios días, luego de recibir 17 puñaladas en diferentes partes del cuerpo por resistirse al robo. “¿Dónde está el Gobierno? ¡Gracias a Dios estoy viva!”, comentó en medio de la tristeza que la invadía.
