En horas de la tarde de este jueves santo, Monseñor Antonio López Castillo, presidió nuevamente una eucarístía en la catedral de Barquisimeto, para conmemorar la Última Cena y el lavado de pies que efectúo Jesús.
Durante la homilía, el arzobispo recordó el pasaje del Evangelio de San Juan, en el cual Jesús decide lavarle los pies a sus discípulos. Un gesto que evidenció el verdadero significado de servir con humildad y de corazón al prójimo.
“Cristo siempre lo reiteró en sus conversaciones con los apóstoles, igual lo hizo en la Última Cena. El servicio sincero, puro y desinteresado hacia los demás debe ser prioridad en nuestras vidas. No hay cosa que pueda llenar tanto el alma como ayudar a los hermanos más necesitados”, dijo.
Como es costumbre en este día, monseñor Antonio López Castillo lavó los pies a doce monaguillos tal como lo hizo Jesús. Un acto que simbolizó la humildad y la sencillez, que propició además, el escenario perfecto para la reflexión sobre el camino correcto que deben seguir los hijos de Dios.
“Siguiendo el ejemplo de Cristo, trabajaremos en la pureza del alma y de nuestros corazones. Quienes estamos unidos en la fe de Dios, nuestro Señor, debemos apoyarnos los unos a los otros a través del servicio humilde y del perdón mutuo”.
Recalcó que es necesario tomar acciones en función de lograr la paz y la hermandad.