Mensaje para María Corina Machado

Soy y he sido desde sus inicios en el terrero político, su admirador permanente por sus ideas y valor cívico en proclamarlas y defenderlas a cualquier precio, en consecuencia, oí con toda atención tanto la ilegal grabación contra su libertad de expresión, como sus declaraciones en la entrevista que le formuló el “Ciudadano” Leopoldo Castillo sobre este tema.
Estoy, por supuesto, completamente de acuerdo con Ud. sobre la evidente “edición” de su conversación sostenida con el profesor Germán Carrera Damas. Por tal motivo, me daría enorme alegría si pudiera Ud. disponer un instante de su ocupado tiempo, para aclararme, por esta misma vía si le parece bien, el concepto que expondré a continuación:
No me cabe en la mente, vista su trayectoria de oradora y equilibrada líder política, que pueda referirse a una figura tan prestigiosa, desde todo punto de vista, con la calidad humana, extensa cultura, servicios a la democracia completamente desinteresados( y mil etc. mas) como lo es el Sr. Ramón Guillermo Aveledo, en términos de: “No me imaginaba la mezquindad y la pequeñez de un hombre que he respetado siempre”, aparentemente por una diferencia de opiniones entre ambos sobre una estrategia que él tiene distinta a la que Ud. representa, acusándolo de egoísta y miedoso del concepto que Ud. esgrime sobre el mencionado punto.
Desde luego no conozco el tema en sí y acepto la posibilidad de que la razón esté de su parte, pero también puede estar del lado contrario, igualmente acepto que ambos mantengan sus posiciones, con las indispensables discusiones en términos respetables y democráticos, lo que no puedo concebir es que, al mas puro estilo chavista, se pretenda ganar una tesis desprestigiando o insultando al contrario.
De paso yo conozco a Ramón Guillermo Aveledo desde hace muchos, muchos, años, y en todo ese tiempo jamás me ha dado ni la más pequeña seña de ser un hombre como el que Ud. ha mencionado, y lo mismo puedo decir de las decenas de amigos comunes sin que ninguno de ellos, nunca, se haya expresado negativamente de él.
Con todo respeto Sra. Machado, creo y quiero estar en lo cierto al presumir que se trata solamente de una mala jugada del gobierno y no de su opinión personal, ya que de ser, Dios no lo quiera, su criterio verdadero el antes mencionado, me vería en la imperiosa obligación de rebajar por lo menos en un 90% la credibilidad que Ud. siempre me ha inspirado.

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