Hace 32 años, las Panteras de Lara le dieron a la entidad su único título en el baloncesto rentado de Liga Especial o Liga Profesional, al derrotar en seis juegos a los Gaiteros del Zulia, en serie que terminó un glorioso martes 21 de junio de 1983, en el entonces recién construido Domo Bolivariano de Barquisimeto, con victoria 123-112.
Esa noche, en la que Sam Shepherd encestaba 29 puntos con un Domo a reventar, Panteras rompió una hegemonía de seis temporadas de los Guaiqueríes de Margarita, campeones entre 1977 y 1982 y se sacaron la espina de haber perdido la final del año previo contra los insulares, esta vez contra unos Gaiteros dirigidos por Pedro “Camagüey” Espinoza y que eran favoritos, según uno de los campeones felinos, nada menos que Luis “El Silencioso” Jiménez.
“En Maracaibo sacamos un juego de abajo (el quinto) y los matamos aquí”, recuerda sonriente quien fue uno de los referentes criollos del equipo dirigido por Frank O’Hallon, Celestino Aellos y Arnaldo Ortiz. “En el último juego allá en el Zulia, que fue el que pienso que nos dio el título, los importados habían salido y tuve que jugar de cuatro y hasta de cinco. Robamos un balón clave y luego los rematamos aquí (en Barquisimeto)”.
El actual asistente técnico de Carl Herrera en Gigantes de Guayana, observa el Domo lleno y confiesa que “la fanaticada de ahora me recuerda el ambiente de ese tiempo. El día en que quedamos campeones casi suspenden el juego por medidas de seguridad. Es lo que caracteriza al aficionado en Lara, apoya a sus equipos, independientemente de la disciplina”.
Por entonces, claro, era ese un Domo recién hecho y significaba algo especial para un barquisimetano poder entrar, algo que podía hacerse por 15 bolívares en cancha, 10 para gradas, 7 si eras menor de 12 años y 5 si cargabas carnet de estudiante.
“Aparte del Poliedro, el Domo era la instalación más grande para el baloncesto en Venezuela. Veníamos de jugar en el Napoleón Rodríguez con unas 2.000 personas para pasar a esas cantidades que metíamos nosotros”, recuerda “El Silencioso”. “Había gente sentada en rejas, mallas, cercas o las sillas. Creo que es un récord difícil de romper. Fue un aliciente que nos motivó a lograr ese campeonato”.
Cree que el secreto de las Panteras fue algo que también han hecho los Guaros de 2015. “Cuando perdimos en 1982, nos quedamos entrenando todo el año juntos. No había Liga Superior ni Liga Nacional pero las Panteras nos dividimos para jugar distritales, unos con Palavecino, otros con El Obelisco, otros con la Sucre. Tuve la ventaja de que Sam Shepherd se quedó y entrenábamos todos los días. A trotar en el Politécnico o lanzar balones en el Domo. A hacer pesas”.
Así como en esta etapa lo hace Jorge Hernández, Alexis Saldivia hizo esfuerzos económicos para trabajar por ese título. “Eso fue fundamental. Hizo un tremendo trabajo. Nosotros con el público teníamos un trato familiar, compartíamos, nos querían y nos veían como uno más. Aunque hoy trabaje en otro sitio, la gente siempre recuerda a uno con cariño por haber jugado allá. La final no será fácil para Guaros porque va contra un equipo que tiene siete seguidas, pero la veo muy pareja”.
