Luis Figo, el ex futbolista que sintió con igual pasión los escudos del Barça y el Madrid mientras le pagaron, ha presentado en el coliseo de Wembley su candidatura a la presidencia de la FIFA, que desde hace 16 años dirige el controvertido Joseph Blatter.
El aspirante portugués,cuyo lema de campaña es «Para el fútbol», eligió el español como lengua en la concurridísima sala de prensa del lujoso estadio londinense, más cercano a un centro comercial bien pulido que a la idea española de campo de fútbol. Lo más curioso de la alocución de Figo fue su anuncio de un Mundial de 48 equipos, 16 más que en la actualidad.
Blatter, de 78 años, prometió en 2011 que no se presentaría a un cuarto mandato, debido a las acusaciones de soborno en aquellas elecciones. Además, está muy cuestionado por las vidriosas adjudicaciones de los campeonatos del mundo Rusia 2018 y Qatar 2022, que han escocido muy especialmente en Inglaterra (de ahí el reciente apoyo de Beckham a la alternativa de Luis Filipe Madeira Caeiro, Figo).
Pero el portugués eludió el cuerpo a cuerpo con el veterano muñidor suizo, quien vuelve a ser el favorito. Figo se limitó a apelaciones genéricas a una mayor transparencia y democracia en la FIFA: «El fútbol no tiene hoy la imagen apropiada, he visto como se ha ido degradando en los últimos, meses, y creo que la mayoría [de las federaciones nacionales] están listas y deseosas de un cambio democrático, con más transparencia, para que el fútbol vuelva a su ser. La transparencia es muy importante para mí».
A sus 42 años, y retirado desde 2009, Figo están congelado en el tiempo, idéntico a sus días de gloria en el césped, que le dieron en 2000 el Balón de Oro y en 2001 el premio al FIFA World Player.
Para su presentación como candidato, eligió una estética que evocaba al Andy García de la tercera entrega de la saga de Coppola, con terno gris con chaleco, corbata hacia afuera y el pelo negro controlado por el fijador. Acompañado por una rubia presentadora en traje rojo, habló desde un escenario de estética atractiva, con la siguiente frase a sus espaldas: «Es tiempo de devolver al mundo del fútbol todo lo que me dio».
Y es que el astro luso hace mucho hincapié en que salió del fútbol de la calle de un barrio lisboeta y desea que los niños tengan las oportunidades que el disfrutó.
Figo sufragará su campaña con lo que ganó en el césped. El luso no es el único que compite por la presidencia en las elecciones del próximo mayo, unos comicios que decidirán 209 delegados. Ali bi Al-Hussein, príncipe jordano, uno de los múltiples vicepresidentes de la organización, como el perpetuo Villar, presentó hace unas semanas también en Londres su proyecto, que respaldan Inglaterra, Bielorrusia, Malta y Georgia. También está en la carrera el presidente del fútbol holandés, Michael Van Praag, apoyado por países europeos de poco peso y que promete más limpieza.
Pero quien tiene más posibilidades es otra vez Sepp Blatter, que ya cuenta con el apoyo de las asociaciones de Asia, África, Sudamérica y Oceanía. Sabedor de ello, Figo intentó ganar adeptos apelando a algo que siempre funciona: el bolsillo. Prometió que durante los próximos cuatro años destinará a las federaciones nacionales la mitad de los ingresos de la FIFA (2,5 billones estadounidenses), con el bienintencionado objetivo de que creen infraestructura y den servicio a la cantera más joven. También les prometió más representación en el órgano directivo global.
El ex futbolista invocó constantemente a su «manifiesto», su programa de gobierno, que se entregó en una bien editada carpeta, y donde aparece en fotos heroicas suyas jugando con la selección portuguesa.Por ahora Figo cuenta con el apoyo de Montenegro, Macedonia, Polonia, Dinamarca y Luxemburgo, lo cual tampoco es precisamente la armada invencible. Para enganchar a más países, prometió un Mundial de «40 o hasta 48 equipos«. A su juicio bastaría con «cuatro días más de torneo» y se podrían disputar dos torneos de 24 equipos en dos continentes y luego la fase final en el país anfitrión.
Una investigación interna de la FIFA, dirigida por Michael J. Portillo, un ex fiscal de Nueva York, concluyó arrojando evidencias embarazosas sobre la actuación de Qatar y Rusia para conseguir sus mundiales. Pero el informe fue mutilado y arrumbado. Cuando se le preguntó en Wembley por la adjudicación de Qatar, Figo lanzó balones fuera: «Eso es algo de hace ya años y si no fueron demostradas las irregularidadesno creo que Qatar tenga que ser perjudicado».
El candidato aboga también por volver al fuera de juego tradicional y utilizar más tecnología para las decisiones arbitrales.
