En horas del mediodía de este viernes, John David Fernández se encontraba sentado frente a su casa, supuestamente esperando a un amigo o a alguien conocido cuando se presentó un pistolero y le dio un balazo causándole la muerte en pocos segundos.
Fernández tenía 34 años, era taxista, residía en la carrera 32 entre 22 y 23 y de acuerdo a lo que dijeron unos vecinos que prefirieron mantenerse en el anonimato, no conocían que tuviera problemas con nadie.
A la hora del suceso la calle estaba prácticamente desolada, según manifestó llorosa una mujer, vecina de la hoy víctima.
“Esto estaba solo, no había nadie, escuché un disparo y cuando salí vi a John sentado en la silla botando sangre y salí gritando, mataron a John, mataron a John”, dijo la vecina sin dar mayores explicaciones.
Ante los gritos de la mujer, desde las casas del sector comenzaron a salir hombres y mujeres, acercándose algunos al infortunado, aunque no había nada que hacer pues el disparo había sido mortal, optando por cubrir el cadáver con una sábana.
Minutos después llegaron funcionarios de la Policía de Lara, seguidos por otros del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas para el levantamiento del cadáver y su traslado a la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda.
Los investigadores consultaron a varios de los presentes si habían visto algo pero nadie aportó detalle alguno argumentando no haber visto nada, como siempre ocurre en estos casos cuando resulta difícil a la policía recabar elementos que puedan llevarles a la identificación del o los autores de un crimen pues nadie quiere verse involucrado.
En esta oportunidad se presume que John David Fernández conocía al autor del disparo y por eso permitió acercársele y dispararle a corta distancia un solo balazo que resultó mortal.
Para los funcionarios que actuaron en el procedimiento, la víctima no tuvo oportunidad alguna de escapar al ver a su victimario pues quedó sentado en la silla como lo hacía frecuentemente cuando no estaba trabajando como taxista.
Sin embargo, en el lugar circularon dos versiones según las cuales Fernández fue sorprendido por un sujeto que llegó en una moto o que le dispararon desde un auto, supuestamente un Chevrolet aveo, aunque ninguna de ellas pudo ser confirmada por ninguno de los vecinos.
Algunos de los curiosos consultados por los periodistas coincidieron en considerarlo como un hombre trabajador, sin conocérsele problemas con nadie.
Fernández se convirtió así en la primera víctima de la violencia en Barquisimeto en el segundo mes del 2013, después del primero cuando se registraron 89 homicidios, sin contar los de la cárcel de Uribana.
El último día de enero no hubo hechos de sangre en la capital larense, pese a ser final de quincena, aunque las autoridades estaban extremando los patrullajes y puntos de control ante el temor de que esa calma no se mantuviera durante el fin de semana.
Fotos: Simón Alberto Orellana
