Lecturas postelectorales

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Planteamientos

En materia electoral, hay unos resultados que arrojan diferentes interpretaciones y la secuela de eventos se suceden como consecuencia de las decisiones que públicamente se anuncian, en muchos casos sin prever los daños colaterales o “a conciencia”, por la razón maquiavélica del fin que justifica los medios. Estimamos, que muy pocos esperaban un estrecho margen, a juzgar por lo que mostraban la mayoría de las encuestas y su grado de acierto, con relación a las elecciones del 7 de octubre. Hasta el director de inteligencia de Estados Unidos, James Clapper, el 11 de abril, daba por descontado el triunfo de Nicolás Maduro. Para la pregunta ¿Qué pasó? las explicaciones están a la orden del día.
A quienes abogan por la superioridad del liderazgo de Capriles, se opone el argumento de un candidato que sin experiencia en esas lides y con escaso tiempo para recorrer el país, fue capaz de obtener el triunfo, por escaso margen, pero lo hizo. En retrospectiva numérica, el avance en la votación de la oposición es significativo, frente a una situación contraria en la votación del chavismo. Ello refleja que la campaña electoral a favor de Capriles fue más efectiva que la de Maduro. Destaca en el primer caso, en las últimas semanas el acentuado giro hacia el mimetismo, sobre la base del uso de los símbolos que hasta ese momento identificaban las campañas de Chávez, incluyendo las canciones de Alí Primera. En el segundo caso, la incorporación de elementos televisivos y actores, en un giro igualmente contrario, hasta ese momento desconocidos para la población de votantes, en un intento por contrarrestar de deficiencias discursivas del candidato, ante el hándicap que significaba el estilo de Chávez.
El peso específico de las medidas económicas fue en gran medida el detonante de los resultados, por sus efectos sobre la inflación, el desabastecimiento, la  especulación, y la propia inseguridad, aspectos que supo explotar muy bien el candidato de la oposición.
Los eventos posteriores revelan igualmente, visiones diferentes. Una estrategia de fraude electoral que la oposición se ha encargado de ensayar desde eventos anteriores, sin que en ningún caso se hubiesen presentado pruebas ni impugnación alguna. Las denuncias no pasaron de declaración públicas de Ramos Allup y Pablo Medina, por ejemplo. En este caso, la auditoría solicitada es la vía. Es sumamente difícil que la verificación del resto de 46% de las mesas arroje resultados distintos, al margen de irregularidades en el proceso técnico, discutibles y acumulables para la impugnación ante el TSJ. Si se saltan esas instancias, no hay organismo jurisdiccional internacional que valga. La cuestión no es, en sentido estricto, que no hay reconteo de votos por que el sistema no es manual, sino que en la práctica el cotejo así lo requiere: No aclares que enredas.
Al respecto, las expectativas se justifican desde el punto de vista político, pero mal manejadas desde el punto de vista institucional y legal, pueden revertirse en parte del electorado de la oposición. Lo de la legitimidad del Presidente Maduro es relativo. El presidente Caldera en 1968, en su primer mandato, ganó con una diferencia de votos de 32.906, esto es, 0,89%, cuando Capriles aun no había nacido.
La ruta paralela a una repetición de las elecciones puede desembocar en una confrontación con un saldo mayor de muertos y heridos, que el registrado hasta el 16 de abril. Afortunadamente, luego de la prohibición oficial de la marcha al CNE anunciada por Capriles para el día 17, prevaleció la sensatez y se aceptó la decisión presidencial. La experiencia de Honduras, en el caso del Presidente Zelaya, aun contando con cierto fervor popular, pero con el aparato militar en su contra, es ilustrativa al respecto. El caso venezolano no debería ser olvidado por la oposición.
La opción del revocatorio está a la vista. La prioridad de la gestión de Maduro pasa por la recuperación económica y la revisión del modelo de desarrollo del país. Parafraseando a Fidel Castro, citado por Chávez, no es posible que cerca de 7 y millones y medio de electores sean oligarcas. Un referente de socialismo exitoso como lo es China (Un país, dos sistemas), no puede ser ignorado. Algunos indicios parecen alentadores a la hora de tender puentes: en Anzoátegui, sectores del gobierno se reunieron con Fedecámaras.

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