Lectura – Juegos

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Hubo una vez un niño libre que disfrutó plenamente su niñez. Fue un niño que tuvo la libertad de convertirse en creador. Liberada su inventiva intelectual pudo hacer muchas cosas. Dio rienda suelta a todo lo lúdico: elaboraba sus propios trompos, rústicos, pero se dormían al bailarlos. Concebía sus propios papagayos con frenillos roncadores. La boca de las botellas y la cera de abejas fueron los ingredientes para confeccionar sus perinolas. Jugaba metras, apostaba aguinaldos en los días navideños de diciembre. Jugaba “el taparito”, “el muchacho”, “Librado”; en todos estos casos el protagonista de las películas de vaqueros norteamericanas, o el ranchero de las mexicanas. Juegos activos y fortificantes porque consistían en correr para evitar le alcanzaran los bandidos, otros muchachos que hacían de malos. Jugaron “la candelita”. Patinaban en la plaza del pueblo y en las aceras de las calles. Decían adivinanzas. Jugaron “adivine el personaje”. Hacían excursiones a los cañamelares de las haciendas para chupar caña, tomar guarapo de los “tachos”, bañarse en las corrientes, tumbar mangos, guayabas para comer; treparse a los árboles, balancearse guindados de los bejucos como Tarzan. Etc. Etc.
El niño de hoy ha sido plastificado; se les ha adormecido la inventiva. Los juegos y los juguetes son todos de plástico; el plástico lo hace todo. El niño lúdico ha desaparecido, podrá hacer tremenduras, pero es un niño paciente. Todo está hecho para sus juegos, todo se compra, ha ingresado a la noria de la dependencia del comprador. La industria del plástico le ofrece “brinca-brinca”, una diversión confeccionada de resortes ocultos que al menor choque impulsa el salto del chocante.Los toboganes o medios para deslizarse por una pendiente, son de plástico. Los carruseles, esas ruedas giratorias con caballitos de madera que tanta animación de subirse a ellos experimentaron los muchachos cuando llegaba algún circo, ahora son de plástico. Total: todos los juegos de entretenimientos para los niños han estrechado y capturado suinventiva, que más allá del plástico todo es necesidad de él.
Se ha producido una atrofia en las cualidades de invención de los infantes. Todo, ahora, pareciera obedecer a una programación en donde toda posibilidad de invención del niño, por ello, se excluye. Aunque no se le tome muy en cuenta, los niños en su desarrollo físico intelectual necesitan estimular sus poderes creadores. Todo niño es un ser lúdico, transferir esta cualidad natural a una concepción consumista parece no ser lo más saludable. Los niños piensan, pero piensan en función de hacer del juego su principal objetivo. Hubo un tiempo en que la libertad era de los niños.

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@carlosmujica928

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