LECTURA -Contradicción

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Don Quijote para todos sus lectores es un personaje de ficción que padece de locura. De tanto leer los días se le iban de claro en oscuro y de oscuro en claro y de esto proviene su mal. Dice el texto que se le secó el “cerebro”. Pero no es este el propósito del tema, aunque como leerán, de él se origina.

Un conocimiento es verdadero cuando no está en contradicción consigo mismo. ¿Y quién puede pensar que si la imagen de la realidad no concuerda en nada con la imagen que nos hacemos de ella, el que así percibe pueda creer que se auto contradice? Pues bien, Pero si este mismo conocimiento no está de acuerdo con el objeto cognoscente, entonces, ese conocimiento no es verdadero.

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Del capítulo VIII de la primera parte del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, tomamos el siguiente ejemplo: -“Ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas”.
-¿Qué gigantes?, dijo Sancho Panza.
– Aquellos que allí ves –respondió su amo- de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
“-Mire vuestra merced –respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y los que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la
piedra del molino”.

El objeto de conocimiento son los molinos de viento y sus aspas. El conocimiento del Quijote puede no contradecirse cuando, en realidad, para él son gigantes con brazos muy largos; pero su conocimiento de los gigantes de brazos muy largos: hasta de dos leguas, no se compagina con el objeto de la realidad que son los molinos de viento y sus aspas.

El conocimiento de Sancho Panza coincide, primero que todo, consigo mismo; pero, ese conocimiento suyo también coincide y concuerda con el objeto de los molinos de viento y sus aspas. Como se aprecia la verdad está plenamente justificada en el discurso de Sancho Panza, porque no hay contradicción ni del conocimiento consigo mismo, ni del conocimiento con el objeto que son los molinos de viento y sus aspas.

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Con el Quijote encontramos que aunque el conocimiento, no siendo el mismo de Sancho, no está en contradicción consigo mismo, este conocimiento, por otra parte, al confrontarlo con el objeto real de los molinos de viento y sus aspas, no coinciden en nada.

Comparativamente el conocimiento de Sancho es verdadero y el conocimiento del Quijote es falso, no verdadero, porque hay coincidencia del conocimiento consigo mismo, pero no se da la coincidencia del conocimiento con el objeto real de los molinos de viento y sus aspas. La locura parece ser carencia de coincidencias, contradicciones.

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@carlosmujica928

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