Le arrebatan el arma y la vida a guardia del Pueblo

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El sargento mayor de Segunda, Antonio José Bastidas Chávez, de 42 años de edad, quien era guardia del Pueblo, fue abordado por par de delincuentes, quienes al verlo uniformado, le solicitaron su arma de fuego. El castrense la entregó, no se resistió porque allí estaba su esposa y su hija de cuatro años y aún así uno de los maleantes le disparó en la cabeza y acabó con su vida.

El crimen se perpetró en la tercera etapa de la urbanización Rafael Caldera, al oeste de la ciudad.

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Iba a casa de su suegra

Bastidas Chávez estaba residenciado en la urbanización Loma Linda, de Cabudare. Su rutina cuando laboraba era dejar a su esposa y pequeña de cuatro años en casa de su suegra.

El día sábado le tocaba prestar servicios en el Comando 12, antiguo CORE 4. La pareja salió de su casa temprano para llevar un mercado a casa de su suegra pero antes de iniciar su guardia llevaría a su pequeña al médico porque estaba enferma.

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El reloj marcaba las 6:50 de la mañana cuando el castrense se estacionó en la carrera 12 de la tercera etapa de La Caldera. Se estaba bajando de su Toyota Corolla verde, placas AB330LK, cuando se acercaron hacia él dos sujetos. Uno vestía una franela roja, con blue jeans y gorra; el otro una camisa amarilla y blue jeans. Sin temerle al uniforme que portaba Bastidas Chávez, le pidieron su arma de fuego.

El uniformado, al ver que los sujetos lo estaban apuntando con un arma de fuego, no opuso resistencia alguna, además que allí estaban su esposa y su hija y su prioridad era preservar su vida. Simplemente se dejó quitar la pistola, una nueve milímetros de uso personal.

Lo quitaron su arma pero no les pareció suficiente. Se cree que el sujeto que vestía de rojo le disparó en la cabeza a Bastidas Chávez quien se desplomó en la calle, a un lado de su vehículo, relataron sus familiares y vecinos quienes al escuchar la detonación y posteriormente los gritos salieron para ver qué pasaba. Vieron tendido el cadáver del uniformado y a su esposa sobre él.

Robaron un carro

Los maleantes salieron corriendo y a dos cuadras, en la calle 14 entre 2 y 3, de la misma urbanización Rafael Caldera, detuvieron a un señor, quien en ese momento estaba saliendo para su trabajo, lo bajaron de su Chevrolet Corsa blanco, dos puertos.

“Bájate del carro y dame el celular”, fueron las palabras del delincuente que vestía de franela roja, quien a su vez lo apuntaba en el pecho con una pistola.

El hombre quedó sorprendido, sin saber qué estaba pasando. Vio alejarse a los delincuentes en su vehículo y pasaron unos minutos para que se enterara que los mismos delincuentes habían matado a un funcionario, explicó la víctima del robo.

De los pocos honestos

“Hoy en día no se puede creer en la justicia”, comentó con su rostro agotado de tanto llorar, Yusmari Bastidas, hermana del castrense asesinado.

Otra de ellas lloraba y mientras la consolaban indicaba que siempre oraba para que a su hermano no le pasara nada. La esposa estaba destrozada; no lo podía creer y expresaba que habían dejado a su hija sin padre.

Bastidas además relató que su hermano era un funcionario muy familiar. Lo calificó como uno de los pocos honestos que quedaban de conducta intachable.

Era el cuarto de siete hermanos y con su muerte quedan tres hijos huérfanos de padre, entre ellos la pequeña de cuatro años, junto a su actual pareja tenía cinco años juntos.

Bastidas Chávez tenía 19 años de carrera. Se graduó en Caracas y desde hace 17 años que estaba destacado en tierras larenses. Desde finales del 2013, comenzó a formar parte de Guardia del Pueblo, la cual fue activada formalmente la tarde del viernes, por el mayor general Néstor Reverol Torres, comandante de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

Gran movilización

La noticia se corrió como pólvora y al lugar comenzaron a llegar funcionarios de la Guardia Nacional y de la Policía del estado Lara, así mismo efectivos del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), acudieron al lugar, hicieron el levantamiento del cuerpo e iniciaron con todas las averiguaciones del caso.

Una hora después de cometido el crimen fue reportado que en el Distribuidor Valle Hondo, de Cabudare, municipio Palavecino, dejaron abandonado un Corsa blanco, que presumían era el que los homicidas habían robado.

La comisión del cuerpo detectivesco se trasladó hasta el lugar y efectivamente era el carro. Los criminales le quemaron el tablero del vehículo y parte de los asientos de adelante, se presume que para borrar evidencias.

Los sabuesos están indagando si en la zona existen cámaras que pudieron registrar en el momento en que se bajaron del Corsa, lo cual pudiera permitir la identificación de los hampones.

 

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