Las voces de Penélope – Venid amigos a la fiesta mía

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“Venid, amigos, a la fiesta mía/ a donde el campo grava el sol de rojo/campo mi sangre en que mi vida acojo/árbol mi sangre en que se encarna el día”, nos dijo el gran poeta Eliseo Diego a los 17 años. Tomo su palabra al comenzar el año, como homenaje a un valor no perdido entre nosotros pero que al pervertirse se transforma en defecto atroz, que alcanza digamos, hasta el erario e idiosincrasia  nacional. Me refiero a la amistad, esa forma hermosa de extender la familia. Desde sus comienzos, la Navidad y sus celebraciones estuvieron profundamente relacionadas con la afectividad,la agricultura y la política, con el humano que ama, siembra y actúa en su entorno.  Sobrevivencia y sociedad, como Jano, muestra las dos caras de lo que puede ser rapiña o trabajo; amigo o enemigo.

“Pues mi casa renace en alegría/ y el diario pan su eterno sol ofrece,/criaturas de mi sueño que os merece,/venid, amigos, a la fiesta mía.”, alude al pan como el alimento universal  y simbólico por excelencia a compartir. Otra fiesta, la del año nuevo, nacida en Babilonia,  celebraba el tiempo transcurrido entre la siembra y la cosecha, y se iniciaba con un ritual religioso al amanecer en agradecimiento a las cosechas pasadas y por venir. Marcaba un ciclo agrario determinado por la posición del Sol en equinoccios y solsticios.Las fiestas nocturnas antes del año nuevo,alejarían con tambores y cuerno los espíritus destructores de las cosechas en occidente, mientras que la pirotecnia oriental buscó destruir a fuerza de luz las fuerzas oscuras. A despecho de la sincronía entre astronomía y agricultura, será la política romana la que imponga enero como comienzo del año. Emperadores y funcionarios empezaron a alargar la  duración de meses y años, para ampliar el tiempo de sus mandatos. Viejísima y política costumbre .

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“Veréis que entera os doy la antigua tarde,/el camino y el árbol, la palabra/querida que dijimos ya muy tarde”, recuerda los afectos familiares y amistosos entiempos de confusiones, de banderas mancilladas, de formas nuevas de viejas políticas quecambian todo para no cambiar nada. La caída de la producción petrolera, su desmantelamiento sistemático, los despidos del personal técnico, la inflación, la hipoteca sobre un tercio de la producción a  China y el desconocimiento de las condiciones, plazos y monto de la deuda, indican que habrá que reaprender el camino del árbol y de la palabra que nombra, funda y exige cuentas.

La compra de petróleo y sus derivados, incluso la gasolina, el endeudamiento de Pdvsa, la ausencia de datos exactos sobre la deuda externa, la disminución de los ingresos fiscales, la caída de las reservas internacionales y la imposibilidad de importar alimentos, medicinas, materias primas, maquinarias y repuestos; la destrucción del aparato productivo del país y el incierto 2015,nos hacen apelar a lo mejor de nosotros mismos como país y como gente, al patrimonio intangible que abre espacio a la esperanza: ”Pues cuando el pecho mi vigilia abra,/vendréis dondemipan,dondemivinoarde,/al abrigado amor de mi palabra.”

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