Las voces de penélope – La paz de Octavio Paz

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Probablemente sus 100 años los habría cumplido siendo ejemplo de lo que llamó“pasión lúcida”ejercida no sólo en innumerables traducciones, artículos, ensayos y poesía, sino en la vida como ejemplo de intelectual crítico y comprometido con su tiempo y el  mundo. Octavio Paz, premio Nobel y Cervantes, nació en México en 1914 dejándonos al morir en 1998, a quienes alguna vez cruzamos algunas de sus obras, un sentimiento de orfandad que no todos los escritores suelen dejar. La matanza de estudiantes en la Plaza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, provocó su inmediata renuncia a su cargo de embajador en la India así como la repulsa  y desacuerdo de la mayoría de los escritores y artistas mexicanos. En México, a partir de dicha matanza, surgiría lo que Paz llamaría,“división entre una cultura independiente, por naturaleza crítica y una cultura burocrática y oficialesca”.Releerlo hoy no sólo es delicia sino ejercicio de actualidad: en “Posdata”, acotaría el paralelocon la URSS, señalando el envilecimiento del lenguaje revolucionario y la censura para afirmar:“Toda dictadura, sea de un hombre o de un partido, desemboca en las dos formas predilectas de la esquizofrenia: el monólogo y el mausoleo”.El peso simbólico de la revolución mexicana, le llevó a indagar en otras revoluciones.
Siempre afirmó que la cultura no es otra cosa que relacionar unos textos con otros, entendiendo por tales, la construcción simbólica de las sociedades, expresada por sus escritores, lo que hoy dadas las circunstancias, es muy esclarecedor por familiar: “Los moralistas se escandalizan ante las fortunas acumuladas por los antiguos revolucionarios pero no han reparado en que a este florecimiento material corresponde otro verbal: la oratoria se ha convertido en el género literario predilecto de la gente próspera.”En 1969 le escandalizaba que Cuba no reflexionara sobre el poder personal: “Castro es un dirigente extraordinario pero asimismo es un caudillo. Uno de los males que afligen a la mayoría de nuestros países es que se sigue gobernando de un modo personal. El caudillo es la excepción hecha gobierno”.
Paz es flecha que da en el blanco. Clamó por una educación libre, creadora en los niñosde la repugnancia por todas las doctrinas de “felicidad obligatoria”. Nuestras protestas estudiantiles le habrían dado mucha tela para cortar. En Conjunciones y Disyunciones, afirma que de la rebelión juvenil, le atrae la reaparición de la pasión como una realidad magnética, “…su actitud abierta, su sensibilidad más que su pensamiento, lo que es realmente nuevo y único. Creo que en ellos y por ellos despunta, así sea oscura y confusamente, otra posibilidad de occidente, algo no previsto por los ideólogos y que sólo unos cuantos poetas vislumbraron. Algo todavía sin forma como un mundo que amanece. ¿O es una ilusión nuestra y esos disturbios son los últimos fulgores de una esperanza que se apaga?”
Escribo esta nota con el horror de saber que la muerte, represión y castigo sigue acechando a nuestros estudiantes que reconquistan el derecho a ser aire y sueño en libertad. Releo a Paz y confirmo que su paz fue de diálogo que confronta diversos puntos de vista ajenos y propios. De respetar al Otro que también es uno mismo. Su crítica era “Aprendizaje de la imaginación en su segunda vuelta, la imaginación curada de fantasía y decidida a afrontar la realidad del mundo. La crítica nos dice que debemos aprender a disolver los ídolos: aprender a disolverlos dentro de nosotros mismos. ¡Así sea Don Octavio!

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