Aunque ya diciembre se terminó, aún los primeros días de enero persisten las depresiones que inician en la temporada de fiestas, una época en el que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) esta patología se incrementan entre 70 y 80%.
La razón es que se trata de un mes en el que la alegría se desborda, la gente se suelta con la ingesta alcohólica y siempre se acostumbra a hacer gastos adicionales en arreglos para las viviendas, vestimenta y calzado, además, de los platos navideños, para cenas familiares.
La médico psicóloga Ana Cesarino, experta en depresiones, sostiene que diciembre es el último mes del año, en el que las personas deben hacer una especie de cierre de ciclo y los afecta todos aquellos eventos positivos y negativos que ocurrieron en el año.
“Una persona puede estar viviendo una depresión reaccionaria originada por la pérdida de un ser querido, por ejemplo, pero existen otros disparadores que aceleran la vulnerabilidad de la persona como los problemas económicos o metas no alcanzadas”.
La especialista explica que existen dos tipos de depresión que ocurren a causa de un determinado evento. “Una persona puede entrar en una tristeza por duelo, normalmente en 6 meses la persona debe superarlo, pero existen también las depresiones orgánicas, es decir las personas que sufren de por vida la enfermedad”.
Controlable
Cesarino detalla que la depresión como enfermedad no se cura, pero cumpliendo un buen tratamiento al pie de la letra, la persona puede llevar una vida normal.
Sostiene que hay factores que inciden, y en ese sentido agrega que la familia es muy importante porque, si se acepta que un familiar está enfermo, automáticamente la va acompañar y apoyar al paciente.
“Hay casos lamentable en que los familiares le recomiendan al paciente que no se tome el medicamento, porque no está enfermo, que si las consume se va a hacer un dependiente. Lo más importante es que una persona que comience a sentirse mal, acuda al médico para que éste determine si se trata de una enfermedad que requiere tratamiento permanente o de una depresión reaccionaria que puede ser superada en poco tiempo con un tratamiento corto”.
Síntomas
Cesarino refiere que los síntomas de una depresión son desánimo, apatía, llanto continuo, pérdida del sueño o sueño en exceso, descuido en la apariencia personal, descuido en el aseo personal, estados de pánico y lo más graves pensamientos suicidas.
“Estos síntomas se pueden presentar en una depresión reaccionaria u orgánica (por enfremedad), lo más importante es que el paciente acuda con la mayor prontitud posible al médico”.
Señaló que lo ideal es que el paciente de manera individual o asistido por el médico haga un análisis de cuales son los disparadores que los afectan en mayor medida. “Por ejemplo si a una persona le afectan las grandes aglomeraciones de personas debe evitar ir a un centro comercial un viernes por la tarde o en fechas de pago, porque eso lo alterará”.
La psiquiatra sostuvo que los niños también padecen de depresiones y que en estos casos la familia debe estar muy pendiente porque normalmente ellos no expresan lo que sienten. En el caso de los menores dijo que se aíslan, hay desinterés por sus labores diarias, lloran, se quejan de que están enfermos, no se relacionan con otros niños y se apegan de manera exagerada al padre o a la madre.
